El obradorismo detesta a Lorenzo Córdova Vianello. Como si se tratase de un enemigo de Estado, el expresidente AMLO y sus simpatizantes, dentro y fuera del gobierno, denuestan al exconsejero del INE hasta límites antes inimaginables.

Los obradoristas, en sus múltiples acusaciones lanzadas contra Córdova, se han olvidado quizás que durante su gestión al frente del Consejo General Morena alcanzó el registro como partido político y logró victorias asombrosas en todo el país.

El lector recordará que hace diez años Lorenzo Córdova fue víctima de espionaje telefónico mientras hablaba con otro funcionario del INE. De su conversación privada se extrajo un diálogo en el que el consejero se mofaba de la manera de hablar de un representante de pueblos originarios. Córdova, en su momento, denunció la intromisión, reconoció su error y falta de sensibilidad, y ofreció una disculpa pública a su interlocutor.

Sin embargo, este vergonzoso episodio en la carrera de Córdova ha servido arma discursiva por parte del obradorismo. Se le tildó de racista, insensible, grosero, burlón y toda clase de adjetivos. El caso no se ha quedado allí.

Ha trascendido que el nombre de Lorenzo Córdova ha sido incluido en la página 246 del libro de texto “Proyectos comunitarios” de sexto de primaria. Según se lee, la referencia con nombre y apellido del exconsejero viene precedida de una cronología de actos relacionados con la xenofobia y el racismo en la historia, tales como el holocausto nazi y el genocidio en Ruanda.

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Se ha tratado, a todas luces, de un acto desproporcionado y revanchista que poco sirve para enriquecer unos libros de texto saturados de errores y postulados ideológicos.

Marx Arriaga, director de Materiales de Educativos de la SEP, quien no se ha distinguido por sus talentos y competencias en su campo de trabajo, y cuya reputación ha sido puesta en entredicho por la comunidad educativa, ha asegurado que la inclusión del nombre del exfuncionario ha derivado de un acto de justicia.

Córdova, por su parte, dispuesto a defenderse, ha interpuesto un amparo ante la justicia, misma que ha llegado hasta la Suprema Corte. Sin embargo, la Segunda Sala no ha alcanzado una mayoría, derivado –como podía anticiparse-de los votos de Esquivel, Batres y Ortiz en contra de que se retire el nombre de Córdova de los textos.

Nadie ha defendido los dichos de Córdova de aquella conversación de 2015. Ni siquiera él mismo. Sin embargo, lo que sí que debe denunciarse es la utilización de recursos del Estado -en este caso el material educativo para los niños de primaria condenados a estudiar en el sistema público mexicano- para destruir a un ciudadano.