Algunos expertos consideran que el voto es esencialmente un acto de emoción, lo anterior podría ser constatado el próximo 2 de junio, cuando México viva el proceso electoral más grande en su historia, el cual renovará más de 20 mil cargos de elección popular, entre ellos algunas gubernaturas.

La próxima votación será el reflejo del contexto en el que nos desenvolvemos, mismo que conjunta un espectro de emociones negativas, como miedo, ira y tristeza. Sin embargo, es indudable que existe un electorado muy nutrido que le apostará al cambio, a la esperanza y al amor.

El mundo ha sido testigo de elecciones donde ganó el amor profesado hacia una causa o una persona, como fue el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador en nuestro país o Salvador Allende en Chile.

En contraste, el odio y los sentimientos de revancha se impusieron en los comicios que dieron el triunfo a Javier Gerardo Milei en Argentina o a Donald Trump en Estados Unidos.

Llegar a las urnas y elegir de manera racional o totalmente emocional fue un derecho, que al menos al sexo femenino le llevó varias décadas conseguir. Aunque para las nuevas generaciones es difícil de creer; lo cierto es que las mujeres no tenían opción de decidir, “ellas, no tenían ni voz ni voto” literalmente. En muchos casos, eran sus padres los que decidían incluso quienes serían sus esposos, por supuesto ellas no intervenían en el rumbo del país.

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El decreto de ley que permitía a las mujeres votar y ser votadas finalmente se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 17 de octubre de 1953 y las mujeres, en todo el país, participaron por primera vez en las elecciones federales de 1955.

Actualmente, decidir de quién enamorarnos es como salir a votar. Uno elige libremente en quien confiar y se decanta por la mejor opción. El futuro político está en la decisión del electorado, así como la elección diaria de amar a una persona; lo cual constituye un compromiso libre y satisfactorio que en teoría debería ser recíproco.

Las emociones fundamentales, según Paul Ekman (popularizado por la serie Lie to me) son: miedo, ira, tristeza, alegría, asco y sorpresa.

El psicólogo Robert Plutchik creó la “rueda de las emociones” en la que agregó el amor y la anticipación.

Todas las emociones anteriores pueden confluir en una elección, sin embargo, los aspectos racionales deben dirigir nuestra mente. En el amor, una intoxicación de químicos nos puede hacer perder la razón y elegir a una persona que idealizamos, con base en nuestras expectativas. Lo mismo puede ocurrir al momento de votar por nuestros próximos gobernantes, porque si las emociones se imponen seremos presa fácil de la falsa propaganda y la simpatía de los candidatos.

Durante la próxima jornada electoral habrá más de 170 mil casillas instaladas a lo largo y ancho de todo el país, participarán siete partidos políticos, los comicios serán decisivos a nivel federal y local, por ejemplo, se escogerán diputaciones locales en 31 estados, excepto Coahuila, también presidentes municipales, regidurías y sindicaturas.