Sobre por todo, ante la incómoda y conflictiva experiencia en el proceso interno de Morena para la elección de preprecandidato a la Presidencia de la República, no sería algo improbable que el doctor Hugo López-Gatell Ramírez, que aunque a algunos no guste y/o se les olvide, es todo un rockstar del servicio público en este país, y que irrumpe como aspirante del oficialismo a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, y no deja de llamar, ese hecho, la atención.
Si bien, el ya ex secretario de seguridad tiene todas las de ganar en dicho ejercicio democrático, la posibilidad de otro evento vergonzoso como el ya protagonizado por Marcelo Ebrard, no luce como algo tan lejano, bien podría ser, dado su cercanía con el presidente, por los más de dos años aciagos en los que trabajo en estrecha cercanía con el debido a la pandemia por Covid-19, podría participar como un factor de control de parte del aún presidente Andrés Manuel López Obrador, ya sea como un nivelador de preferencias de parte del electorado, atacando a X o Y aspirante, o como (en el último de los casos) ya que ninguna ley se lo impide ‘declinar’ sus afanes por otro de los aspirantes o también y por qué no, como el candidato favorito del presidente, que eventualmente se convirtiese en el ‘caballo negro’ de esa competencia, dando la sorpresa a propios y extraños, máxime en el supuesto de la aparición de algún esqueleto en el clóset que tumbe los números en las preferencias de cualquiera de los otros aspirantes.
De algo sí no tengamos duda, López-Gatell Ramírez será un actor protagónico en dicho proceso, sea cual sea el papel que las circunstancias le vayan dictando, y en el caso de no ser el ungido para la jefatura de gobierno de la Ciudad capital, el que esto escribe está seguro de que tiene su escaño en el Senado asegurado para la próxima legislatura.