Están sobrepasados, directivos que no ejecutan libremente sus decisiones y que para todo tienen que pedir permiso a los dueños de los 18 equipos de la Primera División. No fue un arranque exitoso para la Liga, demasiados asuntos sin resolver, cabos sueltos y falta de autoridad evidente.

Primer caso, Atlas. Imposible decir que no a este equipo cuando de trata de decisiones que van en contra de la propia Liga. Posponer el partido del sábado contra Toluca porque la cancha no está en condiciones para jugar un partido, es de una liga de cuarto mundo futbolístico. Casi tres meses de que acabó un torneo para el inicio del otro y si no pudieron tener lista su cancha, entonces Leones Negros y Atlas deberían ser sancionados, no sobre protegidos por decisiones de ejecutivos que solo manchan la imagen de su propia Liga. Pero lo mejor de todo es que para el jueves si estará “como por arte de magia” el campo listo y podrán jugar Atlas vs. Mazatlán.

Segundo caso, barra de Gallos Blancos en el estadio Azteca. Inconcebible que se crean sus propias mentiras, ya que desde la masacre en Querétaro están, según ellos, prohibidos que acudan grupos de animación (nunca les llaman barras, por miedo) a los estadios visitantes. Estos animadores queretanos provocaron, insultaron, sobajaron a aficionados del América que lo único que hacían era salir deprimidos del estadio por haber empatado contra el peor equipo de la Liga MX.

Tercer caso, FanID. Otras de las grandes farsas de la liga. El 5 de marzo del 2022 cuando la barbarie del Corregidora aseguraron que para entrar a un estadio de la Liga MX sería obligatorio tener un FanID, mecanismo con el cual los aficionados ya no viven en el anonimato. Primero fue que en la Liguilla del Clausura 2022, fallaron; después para el Apertura 2022, también fallaron, y luego que para la fase final de ese mismo torneo, volvieron a fallar. Todo indicaba que para el inicio de este torneo no podría ingresar nadie sin FanID y que creen, volvieron a fallar argumentando que ahora hasta la jornada 10 sería obligatorio. Farsas tras farsas, incompetencia brutal de directivos que no se atreven a nada más que a decir, si señor.

Cuarto caso, Julio César Domínguez. Fanfarronear con la fiesta de su hijo al cumplir 12 años y  hacerla alusiva al crimen organizado, y lo peor, ligar la imagen del Cruz Azul a esto, debería costarle al defensa un castigo fuerte, que podría incluso llegar a la desafiliación. Cata Domínguez ya se disculpó, no por exponer el escudo de un equipo de la Liga MX con el crimen organizado, sino por publicar las fotos en sus redes sociales, así que para el ex seleccionado nacional, la fiesta dedicada a estos señores, fue correcto y solo la publicación de las fotos fue lo que estuvo mal. Una Liga de primer mundo ya hubiera actuado de inmediato, incluso su propio equipo, el más blandengue y gris del futbol mexicano cuando se trata de estas situaciones.

Pero como siempre a aplicar la política de no decir nada, de no manifestarse porque para quienes manejan al futbol mexicano, si pasa el tiempo se olvida, entonces para que reconocer estos lamentables errores; ¿como para qué sancionar? Si el tiempo hace olvidar todo