Cuando hace poco menos de dos años contrató Sinergia Deportiva a Mauricio Culebro, se cimbró toda la estructura alrededor de los Tigres. No fue aceptado de entrada por ser de la Ciudad de México, con esas sensaciones de no entender que quienes llegan de fuera, también pueden servir y tener éxito en una tierra que se empeña en minimizar todo lo que no es regio.

Mauricio Doehner, hombre de extrema confianza de la familia Zambrano, sabía que con Culebro cambiarían lo vivido tantos y tantos años con un trío que se enraizaron en Monterrey. Ya no más Alejandro Rodríguez, tampoco más tiempo para Miguel Ángel Garza, y ya no más Ricardo Ferretti, y de inmediato iniciaron las críticas y críticas del regio periodismo, incluso tachando a Culebro como un personaje “foranero” que nada tenía que ver con la historia de Tigres y que fracasaría, solamente por haber nacido en la Ciudad de México.

Nada más ridículo que eso, porque en cuestión de muy poco tiempo ha demostrado su alta capacidad para gestionar al equipo. Llevó a Miguel Herrera, muy cercanos y ante el fracaso del “piojo” lo despidió, sin tentarse el corazón. Ha logrado contrataciones brillantes como la de Sebastián Córdova, Nico Ibáñez, Nicolás López, Juan Pablo Vigón Jesús Angulo, y cuando se vivió un episodio tormentoso con la contratación de Diego Cocca como entrenador nacional, supieron reaccionar con tranquilidad, inteligencia y sobre todo con oficio.

Al darse cuenta que no funcionarían con Marco Antonio Ruíz, se acercó a Robert Dante Siboldi, un viejo conocido de los Tigres y que gracias al descenso en la temporada 1995-96 cuando el uruguayo fue el portero de aquel equipo, y que de alguna manera tenía una revancha personal que arreglar.

La salida de Culebro del América ha sido el peor error de la administración de Joaquín Balcarcel que prefirieron a Santiago Baños, más por nexos familiares con el dueño del equipo, que por su capacidad para gestionar a un equipo de futbol.

Ahora Tigres, a presumir sus fichajes, sus ocho títulos, pero también deberían presumir a sus directivos, que no aparecen como Gignac, Córdova o Nahuel, pero que han sido furdamentales y artífices para el título del C2023.