“Si las mujeres conociéramos nuestra verdadera capacidad para el cambio, nuestro brutal instinto de supervivencia y de recuperación, nos sentiríamos casi indestructibles.”
VANESSA MONTFORT
“Así estamos hoy en este mundo. Parece que hemos desarrollado una incapacidad fundamental para disculparnos con los demás.”
RUSSELL CROWE
La guerra política que se avecina, de la cual ya se nos comparten probaditas, será campal. Dudo que la desplieguen de manera directa las candidatas, pero seguramente sus equipos y estructuras no guardarán aderezos, razonados o pretextados, para descalificar a la contrincante. Hay hechos y asuntos que la ameritan; otros de plano no.
El 19 de septiembre es una fecha de dolor para todos los mexicanos; más para quienes perdieron a algún familiar, ser querido o patrimonio en alguno de los terribles temblores coincidentes de 1985, de 2017 y de 2022. No pocos de los inmuebles (y/o restos de estos) que quedaron dañados exigían ser demolidos pues existía —existe aún en algunos casos—la alta probabilidad de caerse de un momento a otro y ocasionar una nueva tragedia. Tirar abajo esas trampas de muerte tiene una razón de ser; lo mismo el construir espacios dignos y seguros que las familias afectadas puedan habitar.
Mas de ahí a la intolerancia y sus dosis de fanatismo solo hay un paso. El cuidado y ocupación que se le debe dar a los bienes inmuebles no debiera ser base para pretextar la demolición de la casa que hoy habita Xóchitl Gálvez.
¿Qué es lo que sí podríamos exigir? Al igual que en la tragedia del colegio Rébsamen: de haber pruebas de ilegalidad, la denuncia y proceso al director de obras de dicho condominio horizontal. Pedir la demolición es un despropósito, únicamente muestra de inquina por parte de la 4t.
Cuando la campaña de demoler la casa de Xóchitl se volvió a impulsar (#MiCasaEsTuCasa), Claudia Sheinbaum le respondió —por primera vez el intercambio se dio entre ellas— a la candidata del FAM: “nosotros no demolemos casas”. Más allá de la cuestión sustantiva, por cuanto a lo meramente referente a la pugna electoral, Xóchitl se anotó un gol. Y es que ellas solo debe entablar polémica con Claudia Sheinbaum y/o con López Obrador; con nadie más ni a ningún otro nivel. En este caso además forzó a Claudia a reaccionar bajo sus propios términos (me refiero a los de la hidalguense). Veremos si ese tipo de intercambios se repiten y dentro de qué ámbitos.
Continuando con el asunto de la morada de Gálvez, tal vez no sea ni haya sido nunca esa —derruir casas— una de las responsabilidades de Sheinbaum ni como jefa de gobierno ni como titular de la entonces delegación Tlalpan, pero de que la maquinaria obradorista magnificó lo de ‘la señora X’ no hay duda. ¿Error o corrupción de un director de obras y del gobierno de la alcaldía Miguel Hidalgo, entonces gobernada por Morena? Ahí es donde debieran estar indagando los cuatroteístas.
Total, que nada nuevo; un ataque con muchas mentiras y medias verdades.
Lo cierto, es que más allá del “nosotros no demolemos casas”, lo que sí se tenía que haber demolido antes de que ocurriera una tragedia era el colegio Rébsamen. Mas ahí el lopezobradorismo guardó silencio. Por cierto, no fue sino hasta principios de este año cuando Claudia Sheinbaum dio una disculpa pública y por demás desangelada. ¿Aceptaría la 4t una disculpa de la misma forma del director de obra de la llamada casa roja? Lo dudo.
Más allá de eso, habría que notar que la crítica de la 4t sobre la casa de Xóchitl pasa de largo otra que sí debe continuar haciéndose: la fiesta de las casas de esta administración; desde las de Manuel Bartlett (que no son de él, pero él habita), pasando por las propiedades de Irma Eréndira Sandoval y John Ackerman; concluyendo —muy importantemente— con las del fiscal Gertz Manero y el famoso departamento del general Crescencio Sandoval que ni en obra negra se consigue al precio que el dice haber pagado… Como que a este régimen ya se le hizo costumbre medir con diferente vara a unos y a otros.
Viene ahora una nueva ofensiva sobre el informe que para titularse presentó la senadora Gálvez. Uno que al parecer plagió (no citó) en diversos apartados. Explicación tendrá que ofrecer la candidata, lo que no quita la hipocresía de la 4t: defender a una ministra —me refiero a Yasmín Esquivel— y su tesis que robó a otra persona, pero señalar a Xóchitl.
Una cosa queda clara: en política, y más en estos tiempos de la era digital y las redes sociales, hay que distinguir temas serios de los baladí. Si hizo algo ilegal, falto de ética, la legisladora, candidata presidencial por el FAM deberá aceptarlo, disculparse y encarar las consecuencias del acto. Y en ese sentido entender que Yasmín y Delfina Gómez deberán hacer precisamente eso mismo.
Ojalá en la campaña veamos buenas propuestas y debates de altura; no las desangeladas campañas de hace seis años. Opticas que vayan más allá de la dicotomía construcción, alianzas, unión, por un lado, y destrucción, demolición, rompimiento por el otro. La verdadera capacidad del cambio está en cada mexicano (y mexicana).