El alcalde Juan de Dios Gámez rindió su primer informe de gobierno este martes 29 de noviembre. Recién asumió las riendas de la capital el 10 de junio y no es poco lo que ha hecho por la capital sinaloense.

En el evento presentó un video con el resumen de su primer informe de acciones al frente de Culiacán. Los regidores hicieron también una intervención. Valoraron las acciones de gobierno y casi todos lo tomaron con la seriedad que lo amerita.

El presidente ‘culichi’ es, cómo solemos decir cuando aparecen, un político distinto. Se sale del molde tradicional. Juan de Dios Gámez se parece a Juan de Dios Gámez. Es decir, tiene un estilo desenfadado en las formas que le caracteriza. Desenfadado sin ser irrespetuoso de su investidura ni de su entorno. Se atreve a ser natural, y eso tiene valor. Su discurso fue breve, relajado y muy claro. Comunica bien.

El joven munícipe logró aglutinar a diversos personajes de la vida pública local. Corrijo, Juan de Dios lo logró juntar desde el propio gobernador y prácticamente su gabinete en pleno, hasta buena parte de los diputados locales, federales, alcaldes y funcionarios de organismos autónomos. Es su sencillez la bandera con la que parece conseguir lo que con mérito legitima.

El propio ex presidente Jesús Estrada Ferreiro, reconoció en él un buen alcalde y asistió como invitado al evento. Incluso admitió tener buena relación con el joven edil.

En su intervención el gobernador Rubén Rocha Moya, sutil pero contundente y firme, dio manotazo en la mesa con dedicatoria. De una vez por todas, reconoció el padrinazgo sobre el presidente de Culiacán. Hablando de democracia y con la voz completa, el “estate quieto” llegó hasta un regidor de Movimiento Ciudadano, que, buscando sus cinco minutos de fama, arremetió en su participación en contra del presidente de la capital. El gobernador no rehúye a los temas. Les entra de frente. Aprovechó su participación para zanjar un tema que… no debería ser tema. Al Juan de Dios Gámez Mendívil lo nombró por unanimidad el Congreso del Estado. No su “nino Rubén”. Y al alcalde hay que medirlo por sus resultados, No por ser ahijado de.

En esa tesitura el arquitecto Gámez Mendívil creo, merece un 8.5. Lo digo como ciudadana avecindada en esta capital sinaloense. El edil ha tenido que superar una curva de aprendizaje en tiempo récord. Eso sí, creo en su gabinete podría hacer más cambios, este cierre de año le debería servir para evaluar a su equipo. Hay algunos que, por un lado, no están dando su máximo y otros que simplemente no dan el ancho. Estoy segura que su segundo año será mucho mejor. Porque en voluntad, creatividad y entrega, no le ha regateado nada a los culiacanenses. El reto es grande, porque el rezago es de ese tamaño. En el presente siglo, sólo cuatro alcaldes culichis han terminado su periodo. A Culiacán le irá todavía mejor con este presidente municipal.

Afortunadamente falta buen rato para el 2024 y sus elecciones. Juan de Dios Gámez tiene tiempo de sobra para pulir detalles. Pero definitivamente, en mi opinión, el edil capitalino, está para continuar sirviéndole a todos los sinaloenses.

“Vaya a la chingada el intervencionismo del Washington Post”

Vi la columna de nuestro director Federico Arreola, quise retomar el tema y honestamente no hallé mejor titular. Él se disculpó por el vituperio, en mi caso, sólo es la cita. Dispense usted.

Pero amén de ello, es para nada agradable leer que un prestigiado diario solicite al gobierno americano –algo que no sucederá– la intervención en asuntos de interés únicamente del estado mexicano. Más extrañeza aún, que lo hagan desde una columna firmada por el consejo editorial, es decir, no hay una persona responsable del texto, es el diario en pleno.

Creo que en Norteamérica tienen suficientes problemas sobre todo de adicciones y violencia. Por ejemplo, es más probable morir en medio de un tiroteo ‘aleatorio’ en los Estados Unidos, que ser asaltado en Paseo de la Reforma en CDMX.

Es en esa vertiente, el Washington Post debería de pedirle a su gobierno la intervención. Sobre todo, en materia de legislación de armas y seguridad interior. Son muchas las tropelías que, en nombre de la democracia, el país de las barras y las estrellas ha cometido.

No veo medios de comunicación mexicanos pidiéndole a nuestro gobierno intervenir en situaciones propias del vecino país del norte.

Democracia ejemplar es lo que sucede hoy por hoy en nuestro país. Aquí, la oposición toma las calles, marcha, grita, despotrica y hasta ofende al gobierno en turno, y lo hace organizándose y manifestándose libremente, sin represalia alguna, como debe ser, creo.

La democracia mexicana se ha construido con muchos años y continúa así. En México, el voto unitario de cada ciudadano, tiene el mismo valor. En Estados Unidos, sí deberían replantearse ese sistema “democrático” en el que algunos votos tienen más o menor valor que otros, según el estado o el distrito en juego.

Vanessa Félix | Twitter: @vanessafelixmx