Una auténtica delicia era asistir cada 15 días al hoy abandonado Estadio Neza 86 para ver a la cofradía de irreverentes comandada por Antonio Mohamed.

Esa cofradía respondía al nombre de Toros Neza y enamoró, por su estilo espectacular y descarado, a los habitantes de dicho municipio y a todo aquel aficionado que sintiera afinidad con el juego ofensivo, el cual privilegia la imaginación y creatividad antes que la mecanización.

Ahora que Mohamed, quien fuera un exquisito 10, aunque en los astados portaba el 11, fue presentado como DT de Pumas, algunos videos de su etapa como jugador se difundieron en redes sociales.

Uno de ellos correspondiente a un juego entre Atlante y Toros Neza de la Liguilla del Torneo Invierno 1996. Esa tarde, en el Estadio Azteca, el conjunto visitante dio cátedra y desplegó un futbol total; pases de primera, jugadas de fantasía, goles de lujo y un incondicional cariño por la de gajos.

Es más, hasta el Piojo Herrera, que como futbolista perteneció a la estirpe de los obreros y no de los magos, hizo un gol que bien pudo haber firmado un crack de altos vuelos.

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El marcador de aquella serie de cuartos de final fue de 9-2 global en favor de los Toros Neza, equipo que era dirigido por Enrique Meza y que, de no ser por las Chivas del Tuca Ferretti, hubiera conseguido un título de Liga uno meses más tarde.

Ese futbol, el que apuesta al espectáculo, el que prioriza a los artistas antes que a los plebeyos, ha dejado de existir.

Al igual que los Toros Neza, desapareció, y como dice un poema en torno a este equipo, “ahora solo quedan (quedamos) las ruinas”.

Como sea, la llegada de Mohamed a los Pumas es un buen augurio para los del Pedregal y su afición. Y es que el Turco ha demostrado ser un ganador nato con casi todos los conjuntos que ha comandado.

Es más, en una de esas, quién sabe, le inyecta a los Pumas esa vena artística, creativa e irreverente que tanto lo caracterizó cuando vestía pantaloncillo corto.

Y vaya que en CU hacen falta alegrías y glorias, pues desde el ya lejano 2011 no se erigen campeones de la Liga MX y eso no se puede permitir en un equipo que se aferra a la etiqueta de “grande”.