Resulta difícil entender, e imposible de justificar, que un mexicano defienda el interés foráneo por encima de los de su propio país. Y aunque no es la primera, ni tampoco será la última, tal y como nuestra historia nos los ha enseñado, provocar y después defender la injerencia de un ente internacional, por encima de Ley e instituciones de México, resulta ser de lo más soez.

Se trata de un caso al interior de la Federación Mexicana de Natación (FMN), la instalación de FINA a un “Comité de Estabilización” que ha venido, paradójicamente a desestabilizar y poner en riesgo nuestros atletas acuáticos; situación deleznable.

Pero si analizamos las cosas en su justa dimensión, cobra lógica. Se trata de un empresario que quiere mantener su casi monopolio de servicios acuáticos; dicen el refrán mexicano, “en el reino de los ciegos, el tuerto es el rey”.

Este comité de estabilización está conformado e instalado a modo, “al obscurito”, con incondicionales de ese “pseudo” emprendedor de la natación mexicana. Como decía Marx: “¿Cómo supera la burguesía las crisis? Por una parte, mediante la destrucción forzada de una masa de fuerzas productivas”.

El resultado, desorden y confusión entre miles de atletas y familias de la comunidad acuática de México. Muestras, varias.

Un evento de natación en Cancún, del 7 al 10 de abril 2022, sin aval de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), con sede en un colegio privado, que debió de haber servido como una escala técnica de las más importantes, y que acabó siendo un evento mal organizado.

Sin alberca de afloje, bancos de salida que no cumplían con el reglamento de la FINA, poniendo por encima la cantidad de atletas, y los ingresos que esos les representaron, de la calidad técnica del evento, de la seguridad de los participantes e incluso de las medidas sanitarias, tanto dentro, como fuera del agua.

Eso sí, el negocio “a todo vapor” vendiendo productos con el logotipo de la FINA, cobrando cuotas de inscripción altísimas, resultados publicados a destiempo, poco confiables, con sesiones de finales que acababan muy noche, sometiendo a cargas innecesarias a los jóvenes atletas.

Por supuesto, ninguna transparencia en el manejo financiero y fiscal del evento. Y lo inverosímil, la diputada María José Alcalá ofreciendo apoyo al evento con algarabía y a chiflido charro el atropello a Ley mexicana, representando, ni más ni menos, que ¡Al poder legislativo!

No es de allá, ni de acá, sino que le saca brillo a la curul de acullá, sin fobias partidistas y pleno apoyo a los panistas.

El sinsentido, el que mucho pregona cuidar los intereses de la natación nacional, misma que sí ha cuidado los suyos durante toda una vida, ha generado un caos, por el que será tristemente recordado. Increíble, pero cierto.

Punto Cero

Una de cada cuatro personas realiza pagos con tarjetas o transferencias electrónicas, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021 (ENIF). Con base en los resultados de la ENIF 2021, de la población de 18 años y más por escolaridad máxima que hace sus pagos con tarjeta o transferencias 57 por ciento cuenta con estudios de licenciatura o más; 31 por ciento, nivel medio superior; 17 por ciento secundaria y 8 por ciento primaria.

La Asociación de Bancos de México (ABM) indicó que un menor uso de efectivo beneficia a la economía, pues tiende a reducir la informalidad y genera un sistema financiero más eficiente. No obstante, la encuesta revela que tres de cada 10 personas no utilizan su tarjeta de débito para realizar pagos, esto es, 64 por ciento de los encuestados que tiene una tarjeta de débito o crédito prefiere seguir pagando en efectivo.

José Víctor Rodríguez en Twitter: @JoseVictor_Rdz