IRREVERENTE
Les platico:
Muchos errores están cometiendo los señalados por el dedo presidencial ungidor como posibles candidatos a la presidencia de México. Muchos.
Creo que el más grave es que todos -todos- actúan como clonaciones defectuosas de su jefe.
Ninguno tiene esencia propia.
- Claudia Sheinbaun no sabe, no huele, no suena a ella. Sabe, huele y suena a López Obrador.
- Marcelo Ebrard igual.
- Y Adán Augusto López, peor.
Todos tratan de parecerse al presidente porque ven las encuestas de popularidad -que no de aceptación- y saben que cualquiera de ellos estará huérfano en las boletas del próximo año.
Les falta el carisma de su padre y señor de ellos, no nuestro, por supuesto.
Hoy, los tres ya se acostumbraron a transitar por calles pavimentadas, pero apenas sea destapada la ungida, los tres tendrán que sufrir el rigor de caminos empedrados o peor aún, de terracería vil.
Con sus seguidores sucede lo mismo
Se envalentonan los unos a los otros a la sombra del presidente.
Pero apenas éste sea ensombrecido por las campañas electorales, cuyos reflectores apuntarán a la ungida, no habrá sol que ilumine los estertores moribundos con que excretan sus textos y audios en los chats donde pululan.
Da pena ajena leerlos o escucharlos.
En uno en particular que se hace llamar “acuerdos 2024 xtreem” hay varios especímenes que -porque le pusieron “xtreem” a su chat- se sienten en la libertad de proferir vulgaridades que muestran en toda su crudeza los desamueblados cerebros que tienen.
Oscar Wilde escribió: “Los locos se curan. Los idiotas y los imbéciles, no”.
Varios de esos se pasan la vida saturando de p3nd3jadas los chats donde todavía los aguantan.
Cierto día, uno de ellos que se autonombra “buen hombre” rogó que no lo sacaran de uno de esos chats, después de que agobió a dos damas enviándoles mensajes a sus whatsapps personales, cuando se dio cuenta de que lo ignoraban en el grupo en el que estaban.
El marido de una de ellas se dio cuenta de que su esposa recibía mensajes a altas horas de la noche y le preguntó.
La dama le respondió que se trataba de ese “buen hombre” y le confió a su marido que se sentía acosada.
Al hacerse público el incidente, una de las administradoras del chat lo botó en seguida, pero la cosa no paró ahí.
El marido pidió santo y seña del “buen hombre” y lo buscó para aclarar las cosas.
Ahora, al igual que muchos políticos, el citado “buen hombre” se queja de haber sido señalado como acosador y trata de confundir a su grupo, relacionando él por su propia cuenta, esa palabra con otra de tintes sexuales.
La dama se sintió acosada pero no de esa manera, sino de la que he explicado.
En la política y en sus alrededores -y las redes sociales son parte de esos alrededores- existen idiotas útiles.
Los peores, son como éste de quien les doy cuenta, son los idiotas inútiles.
Cajón de sastre
“...”