Se dio a conocer ayer, por parte de la FIFA, que los alegatos chilenos contra Ecuador, con miras a despojarlo de su boleto el Mundial de Qatar a celebrarse a fines de este año son improcedentes. Y es que la Federación de futbol de Chile, al parecer partidaria de llevar partidos clave de su selección nacional a la mesa, así haya tenido descalabros que rayan en lo penosamente ridículo, en estas eliminatorias volvieron a utilizar dicho recurso. Esta ocasión, su perorata se basó en la supuesta nacionalidad colombiana del futbolista Byron Castillo y la supuesta falsificación de documentación oficial al respecto, provocando con esto un aluvión de escenarios hipotéticos por parte de periodistas deportivos: que si se le quitaban los puntos a Ecuador en la eliminatoria, obteniendo así su boleto el combinado andino, que si calificaba Colombia por ser el que más puntos tenía de las selecciones de la zona que quedaron fuera o hasta que era Italia, la mejor rankeada por la FIFA de los países que se quedaron sin calificación. Todo esto según el criterio que la FIFA aplicara en función de la interpretación del reglamento.

Lo curioso es que Chile parece pues creer tener siempre un AS bajo la manga para asistir a copas del mundo ‘sobre la mesa’ cuando claramente ha sido eliminado EN LA CANCHA. Y sin ir más lejos nos remitimos al pasado Mundial de Rusia, que aunque parezca un mal  chiste, en su afán de ganarse tres puntos luego de un empate a dos cómo visitantes ante Bolivia, por alineación indebida del jugador Nelson Cabrera (nacido en Paraguay y sin acompletar los requisitos mínimos que por reglamento debe contar un seleccionado nacional para jugar representando a su selección), acabó ganando su esos tres puntos (en lugar de uno que le otorgaba el empate) sino que quedando eliminado de la Copa del mundo de Rusia 2018, esto al darle un triunfo también contra Bolivia a Perú, que con esos puntos y ante el horror de todo Chile, daban chance a Perú de disputar una repesca (que ganaron a Nueva Zelanda), dejando a Chile fuera de toda posibilidad y que si no hubiesen reclamado oficialmente la alineación indebida del futbolista boliviano, Chile seguramente habría participado en el mundial de Rusia.

A decir en México, “les salió el tiro por la culata”. Esto, por surrealista que parezca, ya lo había padecido Chile con anterioridad (esta última sería la tercera), en la última jornada de las eliminatorias rumbo al Mundial de Italia 90, en el estadio Maracaná, dónde Brasil ganaba por la mínima diferencia a Chile, con gol de Careca al minuto 65, partido que para calificar a la Copa del Mundo, Chile no tenia opción sino ganando. Fue así como al minuto 70, el portero chileno Roberto “El Cóndor” Rojas fingió una fuerte herida en la cara aprovechando la caída, a cosa de dos metros de su persona de una bengala de la grada, de inmediato las escenas del Cóndor siendo llevado con la cara ensangrentada en una camilla y al resto de sus compañeros abandonando la cancha por falta de garantías mínimas de seguridad daban la vuelta al mundo.

Fue así que la FIFA requisó el rollo completo de un reportero gráfico argentino a nivel de cancha, dónde la secuencia de 15 fotografías del evento dejaban en claro la verdad del incidente: Rojas mismo se provocó la herida en el rostro, con una navaja de rasurar que escondía en un guante, todo esto con la finalidad de que se suspendiera el partido, pero sobre todo para que la FIFA y la CONMEBOL dieran en la mesa el partido ganado a los chilenos, lo cuál no solamente no ocurrió así, sino que se le dio el triunfo a Brasil y no por uno a cero sino por dos goles a cero, quedando de paso, Roberto Rojas suspendido de por vida de jugar partido profesional alguno.

De todo esto podemos concluir que Chile opte ya de una vez por todas por abandonar los “JUEGOS DE MESA” que tanto daño a su deporte y reputación han significado, y se dediquen a lo que si saben hacer bien, que es el jugar a la pelota, así sea con eventuales descalabros, que estos mismos los padecen todas las selecciones del planeta.