Es quizá el político más completo que tienen en la 4T, un animal político quien por décadas, ha sabido mantenerse vigente y en activo en un complicado y volátil escenario político. Su bagaje y experiencia lo hacen tener vida y atributos propios que no necesariamente van muy de la mano con su actual partido.
Ricardo Monreal, el líder de los senadores de Morena, se ha destapado, si es que alguna vez estuvo tapado, para contender por la presidencia de la República en 2024.
Sobran las cosas que se puedan decir del zacatecano; durante su larga carrera ha tenido que sortear crisis, acusaciones, persecuciones y por supuesto, cambios de partido y residencia. Todo, con tal de ir aprovechando la corriente para seguir llevando su barco al puerto que mejor le convenga.
Hoy ante la severa crisis que están viviendo los dos prospectos más allegados al presidente, es cuando el senador encuentra su oportunidad para avanzar, a paso lento pero firme, en sus aspiraciones.
Monreal es sin duda el político de la 4T que más se fortaleció después del proceso electoral pasado. No solo porque ha sabido mantenerse alejado de los escándalos de su partido, sino porque también ha ido sigilosamente ganando poder territorial y presupuestal que le serán de gran utilidad para pelear la grande.
El morenista ahora contará con algunos gobernadores aliados, primeramente en Zacatecas con su hermano David, y también con otros compañeros senadores que exitosamente pasaron la aduana electoral para convertirse en los nuevos virreyes de sus entidades, como es el caso de Rubén Rocha en Sinaloa y Miguel Ángel Navarro en Nayarit, o también del veracruzano Ricardo Ahued, quien con su contundente triunfo en la capital Xalapa, está en una posición inmejorable para pelear la candidatura de su partido, a gobernador de la entidad en 2024.
Con estos aliados, y tejiendo finamente diversas alianzas en los próximos meses, nadie puede descartar a Ricardo Monreal para la presidencial. El senador avanza porque ha sabido convertirse en ese líder que concilia, acuerda y resuelve; un elemento indispensable para el futuro político de la transformación del presidente López Obrador.
A pesar de ello, sigue y seguirá sin ser favorito, como comenté en mi columna del martes, para López Obrador, la sucesión es un asunto de lealtad y confianza, y en esas cualidades, el presidente tiene a dos personajes que para él son garantía y que de una u otra forma, intentará rescatar para que entre ellos quede su sucesión: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.
Monreal tiene además otro factor en contra, su misma capacidad y formación política que le permite negociar con la oposición, es visto como un punto débil y blanco de ataques por parte de los grupos radicales de su partido; quienes creen que es un traidor en potencia que solo amenaza los privilegios que hoy están gozando. Los farsantes de la 4T, que solo dicen lo que sus jefes quieren oír, y solo gritan para llamar la atención y ser escuchados, pero que realmente no aportan absolutamente nada a Morena y su partido, son sus principales enemigos.
De ahí que algunos no le dan posibilidades al senador y lo ubican más como un posible sucesor de Sheinbaum en la Ciudad de México, cargo que le fue negado en 2018 y que difícilmente alguien se atrevería a rechazar.
Pero a pesar de la adversidad al interior de su partido, Ricardo Monreal esta echado para delante, sabe que su proyecto dependerá en gran medida de las condiciones en que llegue Morena a la cita del 24. Un desgaste del gobierno, sumado a una candidatura sólida y en unidad de la oposición, obligarían al presidente a jugar su carta más fuerte y no la más cercana, si no sucede, podría conformarse con la jefatura; pero en el inter, no se planchará solito, al contrario, seguirá avanzando, a pesar de traer el viento en contra.