El último capítulo de la telenovela política del queretano Ricardo Anaya, lo vuelve a presentar como un personaje bastante limitado, plano, sin carisma, sin autocrítica, y sin nuevos matices que le ayuden a lograr lo que hasta ahora no ha conseguido: convencer favorablemente a la opinión pública.
Ahora que la Fiscalía General de la República (FGR) tiene un proceso abierto en su contra, el ex candidato presidencial ha hecho lo único que sabe hacer, salir a llorar en redes sociales, y a señalar a sus acusadores por una supuesta persecución en su contra. Lo hizo en su momento con Ernesto Cordero (cuando era secretario de Hacienda) y con Enrique Peña Nieto (cuando era presidente), hoy lo hace con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su gobierno.
El panista se queja que AMLO hable de él, y sin juicio de por medio, lo señale como un corrupto; casi de la misma manera en que el mismo Ricardo Anaya acusaba a Peña Nieto sin pruebas de por medio, con tal de ganar votos en su fallida carrera presidencial.
Dice que de la Reforma Energética del sexenio pasado no agarró ni un centavo; cuando hay videos de operadores panistas del Congreso del que formó parte, recibiendo maletas de efectivo enviadas por el entonces director de Pemex, Emilio Lozoya, hoy sin pisar la cárcel.
Ricardo Anaya apuesta al olvido de la gente, cree que entre más llore más debemos de creerle. Como todo cobarde, hoy que sus acciones han llegado a cobrarle factura clama por misericordia, esperando algún día revertir la situación, para volver a apuñalar a quien hoy se tan ingenuo como para tenderle la mano.
El pobre se quiere ver como la víctima de un gran complot en su contra, uno en el que han salido grabaciones como las de sus amigos Manuel Barreiro, en donde se acepta el financiamiento ilegal de su campaña; o los audios con Miguel Ángel Yunes en donde habla también de cantidades millonarias, que el cobarde Ricardo Anaya justificó diciendo que eran documentos de afiliación de su partido. A lo anterior súmenle las denuncias de Ernesto Cordero y Emilio Lozoya, o su ascenso meteórico a la cúspide política mexicana sin haber ganado una sola elección, y tendría uno que ser muy ingenuo para creerle.
Pero más allá de sus videos, de sus justificaciones, datos y discursos; Ricardo Anaya no se ha dado cuenta que su caso está perdido, y no por la sentencia final de su proceso; sino porque desde hace varios meses, todo lo relacionado a su nombre, incluso sus mismas publicaciones, están relacionadas con el tema de sus acusaciones. Culpable o no, la gente cuando escucha hoy algo de Ricardo Anaya lo hace debatiendo si recibió o no dinero, si es corrupto u honesto; y en ese debate, el acusado siempre lleva las de perder.



La agenda la han vuelto a imponer desde Palacio Nacional, tal como pasó con el gobernador Francisco Cabeza de Vaca, quien aunque le puso el pecho a las balas y se ha mostrado combativo, terminó sucumbiendo en las urnas en el pasado proceso electoral.
Casos como el de Ricardo Anaya son pesos muertos para una desgastada oposición en México, que no ha encontrado la forma de posicionar una agenda de verdadero interés nacional, que termine por sumarle adeptos y recuperar la confianza del electorado, ante la maquinaria política del hoy gobierno. Los intereses personales y las luchas de grupo secuestran a nuestro sistema político, que esta diseñado para encumbrar a unos cuantos, y pisotear a una mayoría olvidada y harta de dichos abusos. Por eso, casos como el de Ricardo Anaya, son casos totalmente perdidos.
Dato Curioso
En su último video, Ricardo Anaya usa como argumento de defensa, las discrepancias que hay entre la investigación de la FGR con el Departamento de Justicia de Estados Unidos por el caso Odebrecht. Imponiendo la idea de que el gobierno americano tiene más credibilidad y no falla en este tipo de cuestiones; postura que resulta curiosa después de que un ex presidente mexicano, fuera a dar cátedra de seguridad a España, a pesar de que desde hace meses, a su secretario de Seguridad Pública lo tienen detenido en Estados Unidos por corrupción, y por haber pactado con el crimen organizado.
Carlos Acevedo Hernández I Twitter: @CarlosAcevedoH