No hablaremos en esta ocasión de Xóchitl Gálvez, la política, ni de Xóchitl Gálvez, el producto, la que habla del “México Xingón” (sic) y se presenta con mediocres imágenes hechas con “Inteligencia” (sic) Artificial por personajes cercanos a ella, incluso familiares.

Hablemos de la campaña de Gálvez, encabezada por Maximiliano Cortázar, el presunto segundo al mando de su campaña, quién a todas luces es la “mano que mece la cuna” en el proyecto Gálvez, ante la desaparición vergonzosa del presunto jefe, Santiago Creel.

Ante la falta de propuestas concretas de Gálvez, carencia de la cual hemos hablado en esta columna ya en numerosas ocasiones, lo único que vemos son bandazos, gracejadas y muestras de necropolítica carroñera, como el intento de la candidata de colgarse de la tragedia ocurrida en Taxco, Guerrero (en donde gobierna un alcalde prianista, por cierto), donde una niña fue secuestrada y asesinada, con la consecuente explosión de descontento social que llevó al linchamiento de tres presuntos responsables del aberrante crimen, mismos que fueron sorprendidos con las manos en la masa por los ciudadanos y en donde una persona resultó muerta por los golpes.

No hay abismo moral demasiado profundo en el cual Gálvez no decida hundirse. Lo mismo se cuelga de un asesinato de una niña, que habla de programas sociales cuyo partido, el PAN, votó en contra. Por otro lado, el activista del Partido Demócrata Jorge Ramos le recomienda “romper” con el PRIAN, mientras que la candidata, reacia a romper con el espurio genocida Calderón, no utiliza los distintivos de los partidos en su campaña, apropiándose de los colores del INE sin ningún tipo de sanción, gracias a la ¿estupidez? ¿pereza? ¿complicidad? de los dirigentes de ese desprestigiado instituto electoral.

Faltan 2 meses y horas (tres, si hacemos caso a Xóchitl y a Fox, quienes han llamado a votar el “próximo 2 de julio”) para lo que parece una derrota de antología de Gálvez. ¿Aprenderá algo la derecha de este país con este fracaso? Lo dudo mucho, pero por lo pronto prepararán sus argumentos para llorar y gimotear que existió una “elección de Estado” cuando hace apenas 3 procesos electorales se jacataban que “ganar” (robarse) una elección con 0.56% de los votos era “democracia”.