Como mucho se ha dicho y demostrado, el proyecto del presidente puesto sobre la mesa sin engaños ni tapujos “es un cambio radical para revertir la transformación democrática” e instaurar un régimen totalitario, autoritario y represor.

¿Vamos a donde ya no habrá cabida para disentir, para la libre expresión ni para las libertades individuales y derechos fundamentales o defenderemos un imperfecto pasado de instituciones, contrapesos y avances que se pueden mejorar?

Cinco años los desnuda

En estos cinco años de gobierno cada ocurrencia se convierte en una imposición y poco a poco se avanza hacia la consolidación de un régimen autoritario.

Comencemos con el anuncio que  alista una iniciativa de reforma al Poder Judicial para crear un tribunal interno que evalúe las acciones de los jueces, magistrados y ministros. El reajuste contempla también el establecimiento de la figura de revocación de mandato para estos cargos.

AMLO no ha podido someter al Poder Judicial y busca la forma de doblegarlo, por eso quiere crear un Tribunal Supremo e inapelable que sea quien decida y, si algún juez, magistrado o integrante del Poder Judicial falla en contra, aplicar la ley suprema que él impone.

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Hasta ahora, y sin contar con la ley de su lado, no ha tenido impedimento para imponer medidas dictatoriales y represivas para eliminar a sus enemigos, adversarios, rivales políticos o a quien se atreva a cuestionar su “investidura”.

Amenazas y represión

Empezó contra Eduardo Medina Mora, ministro de la Corte de 2015 a 2019 y para quitarlo se valió de toda la fuerza del Estado. El mismo AMLO anunció que el ministro renunció a la Suprema Corte porque la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) había emprendido una investigación en su contra.

Cuando el ex presidente de la CRE, Guillermo García Alcocer se atrevió a cuestionar las propuestas que envió AMLO para ocupar el cargo de Comisionados del órgano regulador por su falta de conocimiento y preparación en el sector, la UIF y la Secretaría de la Función Pública le iniciaron una investigación por presunto conflicto de interés y evasión fiscal de dos familiares que trabajan en empresas del ramo, con ello lo obligaron a renunciar sin que se le probara ningún ilícito.

Al ex gobernador de Aguascalientes, el panista Martín Orozco Sandoval, un político que incomoda a Morena, le reabrieron un proceso y lo condenaron a cuatro años de prisión por supuestos delitos cometidos en 2007 de los cuales ya habría sido de alguna forma exonerado desde 2010. Orozco sin temor advirtió: “Soy inocente y este caso, desde su inicio hasta su final, tiene un objetivo: la persecución política. Cuando este caso inició el objetivo era no dejarme competir por la candidatura a gobernador, y este fallo es claramente porque mi actividad diaria con la sociedad le incomoda a alguien. No me voy a dejar, hay varias instancias a las que acudiré para que la verdad salga a la luz”.

Lo mismo con el exdiputado perredista guerrerense Ramón Sosamontes, a quien por más que le buscan no le encuentran nada, solo haber sido amigo de Carlos Ahumada, el mismo que le dio dinero a René Bejarano, ex particular de AMLO. Después de la tragedia de Otis en Acapulco, Sosamontes fue nuevamente amenazado de ser enjuiciado por el presunto desvío de 203 millones de pesos, pero en realidad y como se comentó en la esfera de Palacio Nacional, fue porque se “sumó a la ola de comentaristas que afirmaron sin presentar pruebas, que el huracán Otis habría dejado presuntamente 350 muertos en Acapulco”.

También están las amenazas en contra de periodistas, como Carlos Loret de Mola, en represalia por dar a conocer los videos y audios de los hermanos de AMLO recibiendo dinero o por sacar el reportaje de la casa gris del bodoque de José Ramón López Beltrán, AMLO lo quiso acusar de todo, le lanzó a la UIF, al SAT y hasta publicó información confidencial sobre sus bienes.

A Héctor Aguilar Camín lo mandó a investigar y castigó a la Revista Nexos.

Sumemos los ataques en contra de Claudio X González a quien le aventó toda la artillería y hasta lo trató de enjuiciar por traidor a la patria.

Y ni los suyos se salvan, como Marcelo Ebrard, cuando decidió eliminarlo de la contienda, la UIF le abrió un expediente y, a través de una pregunta de “Contralínea” una de las revistas que controla Jesús Ramírez en una mañanera, AMLO respondió para mandar un mensaje al excanciller: “Lo más conveniente sería que yo no hablara, pero como ya se dio a conocer aquí y sí pienso que perjudica a Marcelo Ebrard, tengo que defender a Marcelo. No conocía de este expediente, pero ¿pero por qué lo defiendo? No es por estar tomando partido, yo nada más voy a esperar lo que opine la gente. ¿Para dónde va Vicente? Para donde va la gente. Voy a ir hacia lo que gente diga”.

Alejandro Gertz Manero protagonizó su propia historia de terror, amenazas, chantaje y despojo en contra de su familia política cuando encarceló a la hija de su cuñada y cuando Julio Scherer se convirtió en un personaje incómodo para AMLO, simplemente lo quitó del camino.

De consolidarse el proyecto de AMLO, con Claudia o Samuel,  corremos el peligro de perder las libertades fundamentales y vernos sometidos a la voluntad de una tiranía consolidada.

Ya no son suposiciones, y estos solo son unos ejemplos, desafortunadamente ya son evidencias.