Álvaro Delgado y Alejandro Páez entrevistaron a la ministra Lenia Batres. De lo que ella dijo sobre todo me llamó la atención que citara a Adam Smith, pero no como economista, sino como jurista. No es normal que se le dé trato de teórico del derecho el brillante filósofo considerado el padre de la ciencia económica, pero de alguna manera lo fue, ya que escribió —aunque en realidad no lo escribiera— un libro sobre la jurisprudencia. No soy experto en su obra, pero trataré de explicar la curiosa situación a partir de lo que dijo la ministra Batres sobre Smith, pensador “epítome de la Ilustración”, como lo calificó el historiador Robert L. Heilbroner en Britannica.com:

“Nunca tan finamente analítico como David Ricardo ni tan severo y profundo como Karl Marx, Smith es el epítome de la Ilustración: esperanzador pero realista, especulativo pero práctico, siempre respetuoso con el pasado clásico, pero en última instancia dedicado al gran descubrimiento de su época: el progreso”.

ROBERT L. HEILBRONER

No estoy interesado en ocultar mi admiración por Adam Smith, autor de la obra con la que nace el liberalismo económico, La riqueza de las naciones. Estoy seguro que la ministra Batres, honesta simpatizante y aun militante de Morena, no ocultará que admira al filósofo más respetado por las izquierdas de todo el mundo, Karl Marx. Cada quien sus ídolos intelectuales o, parafraseando a Benito Juárez, el respeto al pensamiento ajeno es la paz.

En la entrevista con Delgado y Páez la ministra Batres demostró que es una mujer culta. Lo hizo al dar a conocer brevemente su versión acerca del nacimiento de las cortes supremas en América Latina, que en opinión de Lenia surgieron inspiradas en lo que hicieron los llamados padres de la patria de Estados Unidos, liberales sin duda.

A Lenia Batres le parece un error que cortes supremas actuales, como la mexicana, insistan en considerar vigentes “algunas funciones” que les atribuyó el liberalismo durante la Ilustración. Para apoyar sus tesis citó a autores “muy influyentes”, Alexander Hamilton, James Madison, John Jay... y Adam Smith.

Antes de continuar diré que a una abogada de izquierda como Lenia Batres seguramente no le gustaría que alguien citara fuera de contexto palabras de Marx, especialmente si hicieran ver como racista al extraordinario autor de El capital. Por ejemplo, algo que él dijo acerca de la gente de México y que no vale la pena repetir aquí.

A mí no me gustó la forma en que la ministra Batres citó a Smith: “El papel del poder judicial es garantizar que los pobres no amenacen la riqueza de los ricos”. Sin más explicación tales palabras presentan al padre del liberalismo económico como un ser malvado.

¿Eso dijo Adam Smith? Sí pero no, o no pero sí. No soy especialista en derecho como la ministra Batres, pero he leído un poco.

Hasta donde estoy enterado —si me equivoco ya me corregirá, espero, la propia Lenia Batres—, Smith dijo algo muy similar a lo citado por la jurista integrante de la SCJN en un libro que el padre de la economía no publicó, Lectures on Justice, Police, Revenue and Arms: Delivered in the University of Glasgow by Adam Smith. Reported by a Student in 1763, and Ed. With an Introduction and Notes by Edwin Cannan (1896). Inclusive parece haber dos versiones distintas de tales conferencias.

Lo anterior demuestra que eso, que según la ministra Batres “muy claramente” dijo Smith, resulta no ser tan claro, ya que estamos ante el típico dicen que dijo. Por lo demás, a juzgar por una carta que Smith dirigió a Hume, su albacea literario, si el epítome de la Ilustración hubiera publicado un libro sobre filosofía del derecho, sin duda habría sido una obra muy distinta a la que hoy se conoce en español como Lecciones de jurisprudencia.

El editor del mencionado libro de Smith —que Smith nunca publicó, reitero— tuvo la buena idea de contar la historia de cómo surgió ese libro. Dijo citando al filosofo y matemático Dugald Stewart: “De las conferencias del Sr. Smith mientras era profesor en Glasgow, no se ha conservado ninguna parte, excepto lo que él mismo publicó en la Teoría de los Sentimientos Morales y en la Riqueza de las Naciones”.

Y el editor del libro sobre jurisprudencia añadió:

“Al partir hacia Londres en abril de 1773, Adam Smith escribió una carta a Hume, a quien había hecho su albacea literario, dando instrucciones sobre la eliminación de sus papeles en caso de su muerte. Excepto los que llevó consigo, es decir, el manuscrito de la ‘Riqueza de las Naciones’, no había ninguno, dijo, que valiera la pena publicar, a menos que tal vez el fragmento sobre la historia de los sistemas astronómicos, que se encuentra en un determinado escritorio, pudiera imprimirse como una parte ‘de una obra juvenil prevista’. ‘Todos los demás papeles sueltos que encontrarás en ese escritorio’, continúa la carta, ‘o dentro de las puertas plegables de vidrio de una oficina que se encuentra en mi dormitorio, junto con unos dieciocho libros de papel de folio delgado que también encontrarás dentro de las mismas puertas plegables de vidrio, deseo que puedan ser destruidos sin ningún examen’...”.

“Catorce años más tarde, cuando contemplaba nuevamente una visita a Londres, Adam Smith ordenó a sus amigos a quienes había confiado la disposición de sus manuscritos que, en caso de su muerte, destruyeran todos los volúmenes de sus conferencias”.

Smith tomaba tan en serio la jurisprudencia que la consideraba, lo escribió en la Teoría de los sentimientos morales, una de “las dos partes útiles de la filosofía moral”. La otra era la ética. Esto es, para el padre del liberalismo económico la jurisprudencia tenía tanto valor como la ética, lo que es decir. (Esto lo leí en un ensayo de Francisco Serra). Por lo tanto, Adam Smith habría preferido redactar todo un tratado sobre el tema, mucho más extenso y meditado que sus conferencias en la Universidad de Glasgow donde se supone que dijo lo que ha citado la ministra Batres.

En fin, termino mi columna citando una frase de Adam Smith —o atribuida al filósofo escocés— que espero guíe a la ministra Lenia Batres en sus relaciones, que serán complicadas, con sus colegas en la Suprema Corte de Justicia de la Nación: “Si abordas una situación como asunto de vida o muerte, morirás muchas veces”. Esto es, ningún debate, por apasionado que sea, debe enemistar a las personas. Desde luego, también espero que tales palabras de Smith guíen al resto de ministros y ministras en este año, 2024, que será fundamental para México.