No creo que exista peor infierno que estar preso siendo inocente. El de convertirte en una víctima de un sistema viciado y cruel. Ser torturado y arrojado con arrogancia e indiferencia por aquellos que están obligados a protegerte, a un abismo del que es difícil o casi imposible salir. Quedar ahí solo, para ser ignorado y olvidado… claro, eso sucede si eres un ciudadano común y corriente… si un eres poderoso e influyente, un funcionario o empresario con pruebas fehacientes de culpabilidad como Emilio Lozoya Austin, entonces sí hay derecho al arresto domiciliario…

Muchos delincuentes de cuello blanco acusados de corrupción, siguen en libertad. Disfrutando de todo lo que robaron como funcionarios; la impunidad sigue protegiéndolos. Cabeza de Vaca el gobernador de Tamaulipas con un negro y criminal historial sigue en su cargo y todavía pide a la Cámara de Diputados desechar la solicitud de desafuero en su contra, al señalar que hay violaciones a sus derechos humanos en la tramitación de las carpetas de investigación por parte de la Fiscalía General de la República (FGR). ¿Y los derechos de los tamaulipecos? ¿Cuántos han sido desaparecidos o asesinados por transitar en las carreteras del Estado?

La fabricación de culpables es una práctica común en este país.

Gracias a las investigaciones periodísticas se ha comprobado que muchos casos “resueltos” han sido fabricados. Incluso se han elaborado montajes de captura que son transmitidos por televisión. Y no pasa nada…

Existen miles de personas inocentes en diversas cárceles del país.

Debido a la fabricación de culpables hay miles de víctimas, tan solo en el penal de Atlacholoaya en Morelos hay más de setenta seres en el abandono jurídico.

El presidente López Obrador le pidió a la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero que abriera una mesa para atender a quienes han sido injustamente encarcelados y ver quiénes no deberían estar privados de su liberad. Afirmó que hay personas presas desde hace muchos años y no han sido sentenciadas; están ahí como secuestradas o presas por consigna. Se está trabajando con este propósito, hay constancia de que hemos dado instrucciones, se está trabajando para liberar a presos que injustamente están detenidos y revisar todo lo que pueda significar la fabricación de delitos”…

Tal es el caso del Señor Pablo Green Salamanca… quien lleva doce años preso gracias a la fabricación de pruebas y ahora se encuentra recluido en ése penal, el de Atlacholoaya.

La detención del Señor Green se debió a la estrategia preferida de Marisela Morales: la fabricación de culpables para resolver casos. Morales era procuradora General de Justicia en el sexenio de Felipe Calderón. Gracias a la infamia de la “procuradora de justicia”, muchos inocentes fueron procesados por las falsas declaraciones de sus testigos protegidos y por la fabricación de pruebas.

La señora Morales fue acusada de varios delitos como: abuso de autoridad, ejercicio abusivo de funciones, intimidación, cateo ilegal de domicilios, manipulación de testigos y tortura.

Marisela, también fue responsable de más de cincuenta casos fabricados, los cuales fueron elaborados con malicia y sin fundamentos. Su único objetivo era el de presentar culpables, sin importar si lo eran o no. Ella se encargaba de que lo fueran, y así resultaba siendo la heroína que combatía a la delincuencia organizada, colgándose medallas a costa de inocentes, “armando” y “resolviendo” casos. Muchos, se dice, bajo tortura… Hubo confesiones ministeriales sin sustento, mentiras de los dudosos testigos protegidos. Muchas fueron las víctimas de esta ex procuradora amante de la farsa. Nunca fue procesada, ni tampoco ningún otro funcionario de la SIEDO por llevar a inocentes a prisión.

Marisela orquestó el “Michoacanazo” y la “Operación Limpieza”, operativos durante los cuales arrestó a doce alcaldes, a militares de alto rango y a civiles.

Todos los alcaldes y militares, por falta de pruebas fueron liberados y exonerados tiempo después. Pero algunas personas, que carecían cargos importantes, siguen encarceladas esperando justicia. La cual parece que nunca llegará…

Una de las víctimas del “Michoacanazo” y de fabricación de culpables es el señor Pablo Green Salamanca, quien lleva más de once años en prisión por delitos que no cometió y sigue esperando justicia.

El 2 de julio de 2009 policías federales entraron violentamente a su domicilio sin ninguna orden de aprehensión, con el pretexto de que su domicilio tenía características de ser una casa de seguridad por contar con alambrado y alarma. Lo golpearon brutalmente frente a su esposa exigiéndole que les entregaran el dinero, las armas y la droga. Pablo Green les contestó que él no tenía nada de lo que ellos buscaban. Se dedicaron a buscar… revolvieron la casa con la mayor indiferencia y una terrible prepotencia. Al no encontrar nada, uno de ellos se reportó por radio con su comandante y le dijo: “jefe este cabrón no tiene nada”, el jefe le contestó: “tráiganlo; acá traemos a otros dos”. Le ordenaron que se vistiera y lo subieron a una camioneta blanca. Pablo tiene 4 mil 380 días que no regresa a su casa…

El señor Pablo Green fue sustraído violentamente de su domicilio por elementos de la Policía Federal el día 2 de julio de 2009 a las 7:30 de la mañana, después de haber dejado a su hijo en la escuela, quien ese entonces contaba con solo catorce años de edad. Pablo, se ha quedado doce años sin padre. El señor Green fue detenido sin ninguna orden de aprehensión ni de presentación. Además, los elementos policíacos saquearon el domicilio y se llevaron todas las pertenencias de valor pertenecientes a la familia Green.

Violando sus garantías constitucionales, fue llevado y retenido en un lugar desconocido en las afueras del Estado de Michoacán. No fue presentado en la delegación de la PGR en Lázaro Cárdenas, entidad en la que residía. Posteriormente, se dice que fue trasladado a las instalaciones de la ahora Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), en la Ciudad de México y fue presentado a las 10 de la mañana, argumentando que el señor Green era sicario y de que había sido detenido cuando se encontraba a bordo de un vehículo, portando un rifle, dos granadas y 9 gramos de cocaína. Acusaciones fabricadas en el parte informativo con la ayuda de los ministerios públicos de la entonces SIEDO.

La señora Carmen Mendoza Valencia presentó una queja ante la visitaduría de Lázaro Cárdenas, Michoacán. Relatando la manera en que habían ocurrido los hechos, la forma violenta en que habían sustraído a su marido de su casa coincidiendo con la declaración del señor Green y vecinos, testigos oculares reales.

El 3 de junio, un día después de la detención, ya le habían impuesto los testigos protegidos Emilio, Ricardo y Carlos; fue señalado y acusado por los mismos a través de una fotografía que se le había tomado en las instalaciones de la SIEDO, prueba que después se consideró ilícita.

El testigo protegido Emilio declaró que el señor Green era miembro de “La Familia Michoacana” y que era jefe de plaza en Petatalco, Guerrero. En el expediente se encuentran también las declaraciones de personas que habitaban en el lugar declarando quién era en realidad el verdadero jefe de plaza.

A esta falsa declaración se suma la de Ricardo. Quien afirma que el señor Pablo Green recibía todos los embarques de droga del chino Zhenli Ye Gon y que tenía millones en una cuenta bancaria. Declaración que después fue desechada, ya que la institución bancaria negó que el señor Green poseyera dicha cantidad.

El señor Green fue arraigado ochenta días mientras se llevaba a cabo la declaración y no se encontraron pruebas en su contra. A pesar de ello, el 19 de septiembre de 2009 fue puesto a disposición de un juez por delincuencia organizada, portación de arma de uso exclusivo del ejército y de delitos contra la salud. Fue trasladado al Centro de Reinserción Social (CERESO) de Atlacholoaya, en el municipio de Xochitepec, Morelos.

En diciembre de 2013, cuatro años después de su detención, el caso fue cambiado de juzgado y presidido por la juez Rosa Montaño Martínez.

Se presentaron las pruebas y se desacreditaron las imputaciones federales. Se demostró que sí fue sacado de su domicilio, que las declaraciones de los policías federales y de los testigos protegidos se contradecían y se comprobó que todo había sido fabricado. A pesar de la evidencia a su favor, fue sentenciado a veinte años de prisión.

Veinte largos años a los que se le suman ocho más por la supuesta portación de arma, un rifle que en el transcurso de las investigaciones se demostró que no funcionaba. Además, le otorgan tres años más por la cocaína que había sido sembrada. En los estudios toxicológicos se demostró que el señor Pablo Green no consumía drogas y la prueba de radizonato de sodio no le fue practicada[1] , es decir, no se le encontraron rastros de pólvora.

Gracias al caso fabricado por Marisela Morales en contra de Pablo Green Salamanca, el señor lleva casi doce años de su vida en prisión, por delitos que no cometió.

Después de ocho años de “prisión preventiva” el 23 de junio de 2017 el juez le dicta sentencia condenatoria sin valorar ninguna de sus pruebas ofertadas por su defensa y le impuso una pena de veinte años por delincuencia organizada, ocho años por portación de arma de fuego y tres años por delitos contra la salud. En la apelación ante el Segundo Tribunal Unitario en Zapopan, Jalisco, el día 12 de diciembre le quitaron diez años por delincuencia organizada. El 15 de marzo de 2018 presentó el recurso de amparo directo al Tercer Tribunal Colegiado del Tercer Circuito en Zapopan Jalisco mismo que le fue negado el 12 de diciembre del mismo año, los magistrados hicieron caso omiso de todas y cada una de las violaciones constitucionales. El 19 de enero de 2019 presentó el recurso de reclamación número 405/2019 esperando que revisen su situación jurídica, ya que implora se le otorgue justicia.

“Así han sido todos estos largos años que llevo privado de mi libertad, por unos malos policías federales y ministerios públicos que sin ética profesional me fabricaron los delitos por los cuales estoy pagando una pena de prisión. Soy inocente de todas las aberrantes acusaciones que me hicieron, estoy sufriendo lejos de mis familiares, yo sólo pido al Estado Mexicano que revisen mi caso ya que es uno más de la fabricación de culpables por la Policía Federal y la entonces SIEDO.

Señor Presidente de la República, Licenciado Andrés Manuel López Obrador, le pido su ayuda”…

Señor Pablo Green Salamanca.