Decían que estaban separándose, distanciados, que había envidias, problemas al inicio de la transición... pues no.

En una serie de videos e imágenes difundidos desde ayer martes en redes sociales, podemos ver el tamaño del vínculo entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y su sucesora, la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo.

López Obrador, indiscutiblemente la mayor figura política en México y probablemente en América Latina en lo que va de este siglo, recibió a quien la sucederá en el proyecto de la Cuarta Transformación con un abrazo y un beso en la mejilla.

No existirán turbulencias ni sobresaltos. La transición será tersa. Y más allá de que  los “mercados” (whatever the fuck that means, para que me entiendan los “castañedas” de este mundo) estén “calando” a la virtual nueva presidenta, difícilmente veremos fuertes inestabilidades económicas y cambiarias en la transición, salvo algún evento aberrante, de los denominados “cisnes negros”.

La derecha, por supuesto, no aprende y no aprenderá de la brutal derrota de hace apenas una semana. Seguirán subestimando a la virtual presidenta electa, suponiendo que es un “títere” sin “ideas propias” y fácilmente manipulable. Ya veremos. “Hal tienpo”, como dicen los columnistas fachos.