Oficialmente, Alemania ha entrado en recesión, luego de que su economía presentara una contracción en el primer trimestre del año.

Según datos oficiales del gobierno alemán, el Producto Interno Bruto (PIB) del país ha disminuido un 0.2% en ese periodo, principalmente debido a la falta de energía eléctrica a precios accesibles, misma que el gas natural proveniente de Rusia proporcionaba a las industrias alemanas.

La recesión ha sido atribuida, de acuerdo a CNN, a una “serie de factores”, incluyendo la disminución de la demanda interna y externa, así como los desafíos que enfrenta el sector manufacturero alemán. La caída de la demanda de exportaciones y la desaceleración en la inversión empresarial han contribuido a la desaceleración económica.

Que la economía de Alemania se contraiga antes que la de México no puede explicarse sin el atentado contra los gasoductos Nord Stream. De acuerdo a fuentes del galardonado periodista estadounidense Seymour Hearsh, una facción del gobierno estadounidense estuvo detrás de este sabotaje, con ayuda del ejército Noruego, país que se beneficiaría directamente con este acto, ya que también son productores de gas natural.

La realidad es que mientras las naciones de Europa sigan sojuzgadas al Complejo Militar Industrial estadounidense, la caída en su productividad y su nivel de vida seguirá acelerándose. Peor aún, con sus reservas de gas agotadas y los altos precios del gas licuado importado de EU, el próximo invierno será aún más crudo y miserable para la mayoría de los Europeos. Estamos presenciando el suicidio del otrora orgulloso motor industrial de Europa, que podría terminar con su completa humillación y desindustrialización, si sus ciudadanos, claro está, no hacen algo.