IRREVERENTE

Les platico: Me las pintaron como que las elecciones internas de Morena serían un despliegue de arquitectura política moderna, y a duras penas llegaron a albañilería folclórica.

Este es mi tercer artículo sobre el mismo tema, que comencé en estas páginas el sábado pasado a raíz de conversaciones que tuve con gente de Morena, que me puso en bandeja los casos de los “duritos” que siguen queriendo controlar al partido en el poder… y a su líder moral, el presidente.

Queriendo poner orden, el manazo de López Obrador con su idea de afiliar y votar en un mismo evento, causó un soberano y republicano desmadre.

Quizá aplacó así al senador Gabriel García Hernández, al antropólogo dominicano Héctor Díaz-Polanco y al ajonjolí de todos los moles, John Ackerman.

Pero darles rienda suelta a las tribus de morenistas desató unas vergonzosas elecciones internas para designar a 32 delegados en igual número de entidades, que -por cierto- con tales nombramientos y $100 podrán entrar gratis al cine, pues como dije, el poder supremo se sigue reservando para el politburó que despacha desde el comité nacional.

Insólito olfato para el queso...

Los que hoy amanecen como nuevos delegados de Morena en todo el País son portadores de un insólito olfato para el queso… rumbo a la ratonera.

Van a bailar el gastado y gustado vals de “Se acabó la corrupción” y la primera orden de combate que ya recibieron fue: cuidadito con andar gastando más allá de los tres proyectos de seguridad nacional designados como tal por el jefe supremo de la 4T y para algo que no busque la consolidación electoral con miras a las elecciones del año próximo, cuyas campañas arrancan dentro de tres meses.

Ejército de cascarones

Cada uno de los 32 delegados -con sus respectivos séquitos recién electos- forman desde ahora un ejército de cascarones, más huecos que los hielos que se sirven en estas bárbaras, sedientas e inseguras comarcas del norte, porque no hay agua.

La única misión de estos flamantes “dirigentes” estatales de Morena será sumarse a la causa de llevar flotando al Palacio Nacional al sustituto de Andrés Manuel.

Y pobres de ellos si no lo consiguen, porque les espera el cepo o el potro de tortura.

Hagan de cuenta que les acaban de contratar como superintendentes de remaches marinos, en una empresa como la salinera ESSA, que dirige Tatiana Clouthier en medio del desierto de Baja California Sur, específicamente en Guerrero Negro.

Y si a alguno de estos nuevos delegados se le ocurre chistar sobre las órdenes que les darán desde la CDMX, serán tan inoportunos como estornudar al final del primer acto de la ópera de Puccini, Turandot.

Las precisas indicaciones que la noche del mismo domingo recibieron, se resumen en esta recomendación: Sean graciosos pero indiferentes.

¿Está claro o se los explico con bolitas y palitos?

De pasadita les dijeron: Solo porque sus nombres aparecen en las constancias de mayoría que recibieron, no significa que son dueños de Morena… ni del presidente.

Lo mismo les mandó decir el presidente, con esta jornada mitad afiliación y mitad votación, al senador, al dominicano y al ajonjolí de todos los moles. Sí, a los mentados “duritos”.

Y si no entienden les mandarán decir con un emisario plenipotenciario que será enviado a la entidad respectiva: “¿En qué capítulo cierras la boca?”

¿Les duele que se los diga?

¿Sangran al saber esto y leerlo aquí?

¿Les duele cual juanetes en vías de ser operados?

Es buena señal, señoras y señores delegados: están vivos.

Les acaban de mandar envuelto para regalo, un arado para que se pongan a arar en medio del mar.

Si permanecen en sus puestos para las elecciones del año próximo, es que supieron adaptarse y para adaptarse, tendrán que traicionarse a sí mismos.

Es mejor que se acostumbren a mantenerse “ciegos” ante la opacidad, que a ver la luz desde el ostracismo político.

Acuérdense, su misión es treparse en cuanto ladrillo se encuentren y predicar que el Jesús Cristo de la patria ha vuelto o ahí viene en camino.

Si cumplen con el cometido, que la 4T os lo premie y si no, les recomiendo irse a vivir a un lugar donde ni el mismo Dios de Spinoza los reconozca.

CAJÓN DE SASTRE

“No los asustes, capaz de que le cogen gusto y cariño a estar sentados, empollando como si fueran gallinas cluecas”, remata la irreverente de mi Gaby.