Se quedó en letra muerta aquello de que el agua es un derecho. El plan de reducir la presión de agua en la entidad del norte para lograr el acceso equitativo se quedó corto ante la realidad. Abastecer de agua entre las 4am a 10am no le pega igual a quienes tienen tinacos que a quienes deben usar el agua corriente, tampoco se percibe de la misma manera en el sur de Monterrey que en otros municipios.
La crisis hídrica tiene demasiadas caras y la que resuena es la de la desigualdad. Una ciudad industrializada en la que, desde antes de 2022, los municipios más pobres donde no se usa tanto el Twitter ni el Instagram ya sufrían recortes. Una entidad en la que cementeras y cerveceras mantuvieron acceso privado y directo a pozos ilimitados para su uso. En donde el cambio climático es innegable, donde se advertía desde hace tiempo, pero nadie lo creyó.
Lo que se vive en el norte debería de abrir un debate nacional sobre la crisis que se avecina. No es simplemente un problema local, no hay un solo responsable y tampoco tiene cara de político o de partido. La experiencia de Nuevo León ya se vive en algunos sitios de Michoacán y hay lugares que han hecho de la falta de agua su estilo de vida.
Según investigaciones de la UNAM, en 2019 ya había un 10% de mexicanos sin acceso al agua. Los más pobres. Una investigación de Contralínea calcula que son 3.8 millones de personas que carece de agua potable en municipios de Ecatzingo, Hueypoxtla, Villa del Carbón y Atlautla, donde el porcentaje de viviendas que no cuentan con el servicio supera el 60 por ciento. Hay colonias de la Ciudad de México que lo ha vivido.
Querétaro reprimió manifestantes este fin de semana y su policía golpeó a campesinos de la tercera edad que protestaban también por el agua. Una crisis más cercana de lo que queremos mirar. Si es que el problema es tan viejo, lo que explica que hoy ya no podamos hacernos de la vista gorda es porque nos ha alcanzado hasta donde la empatía no pudo anteriormente.
La inmadurez de Samuel García manejando el problema es casi karmático: contrataron a un influencer para gobernar, no eligieron a un servidor para atender al pueblo. Ya que todos vamos hacia allá, tendríamos que estar:
- Planteando un encuentro nacional urgente para desarrollar planes de emergencia que acompañen a las entidades sin agua
- Exigiendo que gobernadoras y gobernadores presenten protocolos para el momento en que el día cero nos alcance
- Transparentando el consumo industrial y agrícola del agua, previendo recortes para priorizar el suministro potable familiar antes que el capitalista
Y principalmente: distribuyendo tinacos en cada casa para que, llegada la hora, la desigualdad y el código postal no sean una condena.
Ahora que por fin miramos a quienes no tienen agua, ¿podemos tomarnos en serio el cambio climático por calentamiento global? Ojalá no sea demasiado tarde.