“La turbulencia de los demagogos derriba los gobiernos democráticos.”

Aristóteles

“Todavía vivimos bajo el influjo de argumentos demagogos y absurdos, que aseguran, con una simpleza insensata, que el pobre es bueno porque es pobre y el rico es malo porque tiene más.”

Rubén Blades

“Los demagogos sociales emplean las promesas del Estado benefactor y de la política inflacionaria para seducir a las masas y cuesta advertir a la gente de modo convincente acerca del precio que todos habrán de pagar al final.”

WILHELM RÖPKE

Wilhelm Röpke

La propuesta de contrarreforma energética —no solo es en materia eléctrica— llevará a todo menos a ahorros para los consumidores (ya no se diga a una reducción en la contaminación a mediano y largo plazos). Mas esta ha ganado apoyo popular entre la población gracias a que se ha socializado con base en una campaña demagógica al estilo setentero, resucitada desde el atril de la mañanera.

Lamentablemente, como muchas cosas de la política pública en México, basta con que el presidente AMLO las diga para que la gente las dé por buenas. Así, las mentiras en la materia por parte de la 4T se crean, se reiteran y se agrandan. Rara vez desaparecen.

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La última fase de esta campaña, una más descarada y abierta, comenzó con la intimidación de Paco Ignacio Taibo II. Su vocabulario florido es una amenaza constante —y bastante efectiva— lanzada contra quien no es lopezobradorista. No utiliza el lenguaje como puente de conciliación o para esclarecer dudas; azuzar es su bandera. Y en el “nos los vamos a chingar con la reforma eléctrica” lleva un ápice de razón: los costos para el país y como sociedad serán tales que todos saldremos mallugados. Él incluido.

A cambio, se le dará a Manuel Bartlett un poder omnímodo en el tema que ni siquiera López Obrador detenta. Y en aras de conseguirle al director de la CFE ese control gubernamental absoluto sobre el sector, el primer mandatario le lanzó a la IP un comentario que, además de falso, es peligroso: “a robar a otro lado”.

Demagogia pura para engatusar al ciudadano al pasar por alto que los empresarios invierten al amparo de la ley. No se puede decir que los inversionistas roban, cuando son los primeros (al menos ciertamente la inmensa mayoría de estos) en haber cumplido con la normatividad, cosa que, por cierto, la Comisión Federal de Electricidad no hace.

Este claro rompimiento del ejecutivo federal con los empresarios no se había escuchado desde tiempos de Luis Echeverría y José López Portillo… Sabemos en ambos casos de los resultados trágicos para la población y para la economía del país.

Así, una de las muchas mentiras que una buena parte de la ciudadanía acepta sin cuestionar es decir que ciertas empresas (apenas anteayer Rocío Nahle dio a conocer una lista) reciben subsidios ilegales por cuanto a cobro de luz. Esto es falso.

Hay empresas, consorcios, giros productivos y negocios que pagan poco a la CFE pero la razón es que NO son clientes de energía de la misma, sino de otras empresas privadas que con todas las de la ley generan electricidad a partir de energías limpias. Al no ser clientes de la Comisión, los privados no tienen por qué pagarle a esta más allá de lo que corresponde al uso de sus postes y red de cableado eléctrico, lo cual hacen.

¿Saben ustedes que quemar combustóleo para generar electricidad es seis veces más caro que utilizar plantas solares o eólicas? Pero a AMLO no les gustan los molinos de viento...

La secretaria de Energía dice que no se nacionalizará ni se expropiará un solo tornillo o tuerca. Pero la funcionaria juega con el pueblo y con la semántica ya que obvió decir que, una vez aprobada la contrarreforma, en automático quedarán cancelados los contratos privados (artículo II transitorio de la reforma propuesta). ¿Y lo que estos actores invirtieron, apá?

Ello impactaría en al menos el 62% de la energía que se produce en México, misma que es privada y que se dejaría de producir. Actualmente, la CFE genera el 38% de la electricidad del país, aunque ‘los otros datos’ señalan que la capacidad de generación de la empresa del Estado puede llegar a ser del 54% del total. Suponiendo que esto pudiera ser así, todavía quedaría por producir un 46% de la electricidad requerida…

La iniciativa de ley muestra también el poco interés que tiene la autodenoninada Cuarta Transformación en producir energías limpias, pues Nahle dejó zanjado cómo quedaría el orden de despacho de la energía eléctrica después de la reforma: en primer lugar se recurriría a las hidroeléctricas; luego a Laguna Verde; seguirían las centrales geotérmicas y luego las que utilizan gas y son propiedad de la CFE; después las centrales térmicas que pueden utilizar también combustóleo, pero son propiedad de la CFE; más tarde las centrales eólicas y después las solares; finalmente las centrales que utilizan gas y que son del sector privado; finalmente las que emplean carbón. Esto, por supuesto, no se publicita masivamente ni se “traduce” de forma clara para que lo entienda la población.

Todo lo anterior garantiza que las tarifas de luz NO se mantendrán por debajo de la inflación. Para lograr que esto suceda habrá que subsidiar la energía eléctrica; herramienta perfecta de un régimen demagógico que lo que hace es asegurar el apoyo de la población a través de subsidios y altos costos para la economía de una nación.

El gobierno miente también a la gente al decir que las centrales de autoabasto no cuentan con permiso autorizado de suministro básico para vender electricidad, además de acusar que con 239 centrales debería haber solo 239 consumidores en lugar de los 77 mil consumidores a los que actualmente abastecen. Desconoce que uno de los principios fundamentales de las centrales de autoabasto es precisamente el dar suministro más barato al mayor número posible de consumidores.

Manuel Bartlett también falsea a sus anchas la información sobre la Comisión que preside. “Es un atraco lo que vive la CFE, el sector eléctrico mexicano, no hay un sistema honesto de competencia, pero ahí tenemos a la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) que solo nos persigue a nosotros, dice que somos monopolio, pero no persigue a los monopolios privados”, indicó en un comunicado. Habría que hacer ver a la ciudadanía que el atraco existe, pero que este es el que Bartlett encabeza al haber comprado al sindicato y al perdonar deudas multimillonarias a entidades federativas y personas que un día simplemente decidieron ya no pagar su luz y que hoy forman parte de la 4T.

AMLO, Taibo, Nahle y Bartlett no se mueven por el conocimiento técnico, tampoco por el impacto en el medio ambiente, no se diga por las nuevas tasas impositivas internacionales que exigen producir con energías limpias. Los guía aquello de lo que precisamente acusan al sector empresarial privado: una ideología trasnochada que no entiende de especialización técnica ni del conocimiento complejo requerido para tomar decisiones que beneficien a México a la larga.

Es demagogia pura cuando el gobierno anuncia “la electricidad era tuya. Te la vamos a devolver.” El gobierno engaña descaradamente a la población ignorante y desinformada. Sabemos bien que eso que repiten —haciendo uso de recursos y tiempos públicos— es mentira. La titularidad energética NUNCA ha dejado de ser del Estado mexicano. Lo que se busca con esta propuesta, en cambio, sí es un robo en despoblado, garantizado a través del control absoluto en manos del gobierno federal, lo cual es diamentralmente distinto y enormemente peligroso.