Desde el sexenio de don Adolfo Ruiz Cortines no se hacía evidente el avance de la mujer en México en todos los órdenes. Pero no ha sido sino hasta con el movimiento lopezobradorista en que los “techos de cristal” (en el sector público) se han roto al por mayor. Desde criterios de paridad en el partido Morena (50/50) hasta la primer jefa de gobierno de CDMX electa democráticamente, y prácticamente un hecho que con la ayuda de la voluntad política del movimiento de regeneración nacional, México tendrá a su primera presidenta de su historia.

Pero ojo, que la valía de las mujeres no se limita a los referidos cargos públicos, sino que también en el sector privado, el social y la academia. Pero me permito ir mucho más allá, la capacidad de estas ya se está viendo reflejada en todas las mujeres, desde las más jóvenes hasta las de mayor edad, es decir, las votantes. En 2024, pero desde ya, demuestran y demostrarán su altísimo nivel de cultura política, no dejándose nunca más engastuzar por bajezas mediáticas como la de la campaña negra del 2006 contra AMLO, que en base a mentiras, bajezas y calumnias, pudieron entonces si engañar a muchas.

Hoy, su criterio renovado en temas políticos se verá claramente reflejado en su voto el año que entra, en la presidencia de entrada al tener (lo más seguro, si es que el llamado “frente” no cambia a su candidata) a dos mujeres como opción real en las boletas, y en las mamaparas darán un golpe de autoridad histórico.

El error es del mencionado “FEM”, que postuló a una señora infravalorando al pueblo elector, creyéndolo tan tonto cómo para que por el simple hecho de lanzar al mercado electoral un producto como Xochitl Gálvez, pensando que si habla con leperadas iba a identificarse con las mayorías. Es una ofensa para los mexicanos el pensarnos así de básicos.

En fin, que en el verano del 2024 los electores, pero fundamentalmente las mujeres, dejaran en claro con que se identifican y cual es su criterio al elegir entre dos opciones: una, que ha levantado polémica con sus dichos y acciones, y la otra, una doctora, en el más amplio sentido del término, una mujer que pondrá en alto al género femenino, no sólo mexicano, sino que en general, de todo el vastísimo mundo hispano.

El voto femenino pues, dará su golpe de autoridad el año que entra, a grado tal, que representará un hito para que a su vez los partidos políticos deban replantearse lo criterios al momento de elegir a sus candidatos para encargos de elección popular.