Durante varios años, Taiwán se ha enorgullecido de tener uno de los mejores sistemas de salud en el mundo. Los datos así lo reflejan, pues la isla del continente asiático apenas registra 329 contagios por coronavirus y cinco muertes en tres meses, a pesar de su cercanía con China.

Sin embargo, Taiwán se ha convertido en un “dolor de cabeza” para la Organización Mundial de la Salud (OMS). Todo esto se deriva de la tensión política que existe entre los gobiernos de Pekín y Taipéi (capital de Taiwán), a que no se considera como miembro de la OMS.

El gobierno chino ha intervenido para que representantes de la isla no acudan a foros internacionales, y que los organismos o países eviten relacionarse con Taiwán; todo esto con el objetivo de no generar fricciones con Pekín.

Las diferencias políticas de China y Taiwán surgen de la idea de considerarse herederos del gobierno legítimo; es decir el de una China unificada. El gigante asiático señala que la isla de 24 millones de habitantes es parte de su territorio único e indivisible.

Problema con la OMS

El fin se semana, el subdirector general de la OMS, Bruce Aylward, rechazó hablar de las medidas que ha aplicado Taiwán para controlar el brote de coronavirus. Yvonne Tong de la BBC tuvo una charla con el funcionario, pero este se negó a hacer comentarios referentes a la isla.

Esto fue tomado como un indicativo de la complicada relación que existe entre la OMS y la ONU con Taiwán, al que no reconocen como miembro. Para evitar tensiones con China, el organismo ha agrupado las estadísticas de coronavirus en la isla con las del gigante de Asia.

Las autoridades de Taiwán han acusado a la OMS y a Naciones Unidas de discriminación, a pesar de querer ayudar en las medidas para controlar la pandemia. El gobierno de la isla fue ignorado por el organismo de salud cuando quiso ofrecer información de la transmisión del virus en China.

Expertos y revistas especializadas han reconocido al gobierno de Tsai Ing-wen por su estrategia para controlar la propagación del Covid-19. Las acciones rápidas para la detección y aislamiento de nuevos casos resultaron un factor decisivo para detener el avance del virus.