Siguiendo con esta racha de videojuegos desarrollados por mexicanos, en esta ocasión nos tocó adentrarnos en el mundo de Tyr: Chains of Valhalla de la gente de Ennui Studio. Título que hace una reimaginación de la mitología nórdica en un ambiente cyberpunk, un concepto por demás interesante, pero que en ejecución cuenta con algunos inconvenientes que no lo dejan sobresalir.

El juego nos pone en control de Tyr, un ser sintético que busca destruir ala corporación Yggdrasil y su maligno presidente L.Oki, que han sometido a la humanidad en una especie de apocalípsis tecnológico. Si bien la historia parece muy básica, muestra los puntos importantes del Ragnarok, el fin del mundo como lo entendían los nórdicos, muy bien adaptado al este ambiente futurista.

También a destacar es el diseño de personajes, el cual recurre a una fusión entre el estilo anime y el occidental, dotando de carisma a los pocos, pero sustanciales, personajes que vemos a lo largo del juego; como es el caso del buen Tyr. Hay que mencionar que esto se mantiene tanto en las contadas escenas cinemáticas, como en la campaña en sí, lo cual le da verosimilitud a todo lo que estamos viendo, además de dotar de personalidad propia a la obra. En momento, sentirás que estás jugando en una caricatura.

Ahora bien, el juego trae un concepto importante, olvidado un poco en la industria; las misiones contrarreloj. Así, como si fuera a la vieja usanza, tienes un tiempo limitado para completar los escenarios que componen la aventura, de no hacerlo, tu misión habrá fracasado. Esto le da un sabor interesante, pues no basta con dominar los movimientos de Tyr, también debes de pensar muy bien cómo actuar en diferentes situaciones para no perder segundos, a veces la mejor estrategia será evitar el conflicto.

Por lo mismo, el diseño de niveles es retador; aunque encuentras secciones relativamente fáciles, en general necesitarás de todas tus habilidades para abrirte paso a través de las distinta plataformas y trampas que encuentras a tu paso. A esto hay que agregar que cuenta con un nivel de dificultad por encima de la media.

Lamentablemente, aquí es donde Tyr cae por su propio peso. Si bien el juego en su diseño es difícil de facto, se llega a volver frustrante debido a que las mecánicas no están del todo bien implementadas; en otras palabras, falla en buena parte del fundamento básico de lo que es un videojuego.

Los movimientos de Tyr son acartonados, carentes de agilidad que es tradicional de este tipo de obras. Esto provoca que los enemigos acaben contigo más por la incapacidad del personaje de responder como desearías, que por su propia ráfaga de fuego. 

Esto es un grave error, pues todo el trabajo estético y conceptual se olvida cuando comienzas a encomendarte más a la suerte que a tu habilidad o estrategia para pasar el juego. Cosa que no debería de pasar, no importando la dificultad.

Es una lástima que eso pase con esta obra que pintaba para ser uno de los mejores títulos mexicanos; aunque no es desechable del todo, vale por sí misma como algo conceptualmente interesante; como juego se debe de tomar con mucho cuidado.