La nueva entrega de la franquicia de Santa Monica Studio junto con Sony, God of War, es sin duda uno de los títulos más esperados de este 2018, pues después de que Kratos exterminara el Olimpo, la saga necesitaba ser reinventada, lo cual logró con éxito.

Propiamente, la nueva entrega de God of War no es una continuación de la historia original narrada en las tres entregas principales: God of War, God of War II y God of War III, así como en los videojuegos complementarios de la saga, todos los cuales están ambientados en la antigua Grecia.

El juego que se estrenará de forma oficial el próximo 20 de abril, bebe de la mitología nórdica y explora una faceta de Kratos que tenía en la saga anterior, pero nunca se desarrolló: la de padre.

La historia inicia en Midgard centrándose en Kratos y su hijo Atreus, cuya relación es el eje alrededor del cual se va desarrollando la trama, porque el protagonista por primera vez desempeña un rol adicional al del guerrero cruel, sanguinario y vengativo de Esparta que lo definió en la primera saga.

Si conoces la franquicia, sabes que Kratos es un personaje que se destaca por la lucha con armamento, si bien en la primera saga utilizaba las Espadas del Caos que estaban irremediablemente adheridas a sus brazos, en esta entrega juegas con el Hacha Leviatan, la cual siguiendo la tradición, puedes mejorar con magia o mediante la ayuda de un herrero y recolectando metales, algo innovador para la franquicia.

La incorporación de Atreus y su arco al equipo de Kratos, aunque sólo sea como personaje de apoyo y su interacción esté limitada a acciones puntuales, le otorga un plus a la movilidad del protagonista en el espacio cuando es necesario completar puzles o en batalla porque su arma permite disminuir el nivel de salud de los enemigos con mayor rapidez, generar distracciones y concentrar la estrategia de ataque en un enemigo en lugar de varios al mismo tiempo.

Con respecto a los enemigos, una mejora que los desarrolladores consideraron es la inclusión de una barra de energía o salud donde puedes observar el impacto que los ataques propinan a tus oponentes, quienes ya no proliferan tanto, pero son más poderosos y para derrotarlos requerirás no sólo tu fuerza, sino una estrategia.

Por primera vez, además, el jugador cuenta con la opción de pelear sin armas, lo cual permite a Kratos desplegar un rango de ataques cuerpo a cuerpo que a momentos conmemora las artes marciales mixtas y reafirma la popularidad del personaje quien continúa aplicando fatalities.

Vale la pena destacar la posibilidad que el jugador tiene de mejorar su armadura recolectando dinero durante su recorrido, lo cual tiene un impacto directo en el desempeño de Kratos en batalla, mejoras que también pueden aplicarse a Atreus.

Conforme Kratos avanza va adquiriendo habilidades y experiencia, a diferencia de la saga anterior donde las peleas con los enemigos otorgaban orbes de fuerza al personaje que podía convertir en mejora de habilidades, derrotar a determinados enemigos otorga experiencia.

Otra diferencia con respecto a la saga original, es que no hay puntos de salvamento sino que el sistema guarda el avance y cuando el jugador perece en la partida, regresa al último punto de control registrado.

Otra mejora es la de la cámara, la cual ya no permanece fija, es dinámica y permite al jugador focalizar sus ataques, explorar el entorno y desarrollar estrategias de juego con respecto al espacio.

En cuanto al diseño de personajes y ambientación, es considerable la mejora que los desarrolladores han logrado para transmitir la hostilidad y dureza del mundo nórdico tanto en el carácter de los personajes cómo en los escenarios, los cuales lucen la mayor parte del tiempo desolados.

A 5 años del lanzamiento de God of War: Ascension, es evidente que la apuesta de Sony para renovar la franquicia ha sido del agrado de los jugadores, pues sin forzar la historia principal a un derrotero que posiblemente no tendría sentido, reinterpretaron a un Kratos maduro y mesurado que explora facetas de su personalidad que enriquecen a su carácter como guerrero.