Un estudio publicado recientemente en la revista Science, descubrió que las ratas son capaces de aprender a jugar a las escondidas, una actividad que a pesar de ser considerada para niños, tiene un grado de complejidad que sorprendentemente los roedores han logrado descifrar y poner en práctica.

Videos en YouTube inspiraron el estudio

La investigación, realizada por neurocientíficos de la Universidad Humboldt, en Berlín, surgió a partir de los videos subidos a YouTube, donde varias personas muestran a ratones haciendo trucos que sus dueños les han enseñado.

Si pueden hacer eso, a los científicos les surgió la inquietud de saber si las ratas son capaces de aprender un juego como las escondidas, que implica seguir una lista de reglas, idear estrategias para ocultarse y asumir papeles distintos (el que busca y el que se esconde).

La respuesta los dejó asombrados, pues fue un rotundo SÍ, de acuerdo con la publicación.

Para llegar a esa conclusión, los investigadores montaron un salón de juegos en un espacio de 30 metros cuadrados. Ahí colocaron siete lugares hechos de cartón y plástico que servían como escondite para las ratas y tres espacios más para que se ocultara un humano.

Seis ratas que habían pasado toda su vida en jaulas fueron entrenadas para saber cuándo debían esconderse y cuándo debían buscar. En recompensa por seguir las reglas, las ratas recibían caricias o cosquillas.

Así, en menos de dos semanas cinco de las seis ratas aprendieron con éxito a jugar a las escondidas.

Los científicos consideran esto como un resultado más que sobresaliente, pues sostienen que el juego de las escondidas implica una serie de conductas muy complejas.

Aun más, al analizar el comportamiento lúdico de las ratas, el estudio descubrió que las ratas presentaban actividad neuronal en la corteza prefrontal del cerebro, que está involucrada en el aprendizaje.

Entonces, cuando las ratas recibían la señal para buscar o esconderse, un tercio de sus células en la mencionada región cerebral se disparaban, lo que indica que es sensible al aprendizaje de las reglas del juego.

Ante ello, surgió otra duda a los científicos: ¿las ratas jugaban por diversión o para ser recompensadas? Los investigadores consideraron más acertada la primera teoría, pues las ratas daban “saltos de alegría” cuando encontraban al humano.

“Esto es algo que hacen muchos mamíferos cuando se divierten”, incluidos conejos, corderos y personas.

Michael Brecht neurocientífico y autor del estudio

Al respecto, Ted Garland, fisiólogo evolutivo de la Universidad de California, Riverside, considero que los autores del estudio “tienen un buen caso”.

Poco a poco los científicos "se han dado cuenta de que casi todo lo que hacen los humanos, pueden hacerlo de forma rudimentaria al menos, otros animales".

Ted Garland, fisiólogo evolutivo

Con información de Science.