Hablar de Burroughs es un tema profundo e interesante de abordar. El autor fue un personaje que trajo una propuesta radical para su época, fue y es una de las principales figuras de la llamada Generación Beat.

¿Qué es la Generación Beat? El término en inglés Beat Generation se refiere a un grupo de escritores estadounidenses de la década de los cincuenta, así como al fenómeno cultural sobre el cual escribieron. Algunos elementos definitorios son el rechazo a los valores estadounidenses clásicos, el uso de drogas, una gran libertad sexual y el estudio de la filosofía oriental. Esta nueva forma de ver las cosas dejó su principal influencia y legado en la posterior contracultura o movimiento hippie. El movimiento literario formado por un grupo de amigos que desde mediados de los años cuarenta habían trabajado juntos escribiendo poesía y prosa, y que compartían una idea de cultura y aficiones o fuentes de inspiración similares, tales como el jazz.

Hace 100 años comenzó la historia de este novelista que desarrolló un lenguaje narrativo exquisito y logró escribir obras bastante complejas difíciles de digerir: La tumba y De perfil forman parte de su legado, mismo que forma parte de la historia de México, país que eligió para vivir.

Su obra tiene una importante carga autobiográfica y en ella se plasma su adicción a diversas sustancias, como la heroína. La experimentación, el surrealismo y la sátira constituyen, además, algunos de los elementos más destacados de sus novelas.

Jack Kerouac y Allen Ginsberg comenzaron la Generación Beat a lado de Burroughs, quien desarrolló en su escritura la técnica del cut-up: alterar los textos para romper con la linealidad de la literatura.

Más allá de sus espléndidas creaciones, la vida de Burroughs podría reducirse a un viaje por Europa, se casó, tuvo una hija, mató a su mujer por accidente, recorrió Sudamérica buscando una droga que lo comunicara con los dioses y se instalaría en Tánger, Marruecos, donde reunió los borradores que formaron el libro cumbre de su obra, El almuerzo desnudo (1959), el que cerraría la trilogía de la generación Beat con Aullido (1956), de Ginsberg y En el camino (1957), de Kerouac.

Su esposa, Joan Vollmer Adams falleció de un disparo propiciado por el novelista durante una de sus huídas de la justicia a nuestro país, delito por el cual pasó solamente 13 días en la cárcel. Tras este accidente, su obra fue marcada con un antes y un después.

Su domicilio ubicado en la calle de Orizaba número 10 en la colonia Roma tiene historia, leyendas y un sinfín de letras que nacieron tras alguna ventana. Llegó hacia 1951 harto de vivir en los Estados Unidos, buscando una libertad que rozó en el libertinaje, drogas y alcohol.

Su primera novela nació a sus 35 años de edad: “Junky” narra las experiencias de Willam Lee (seudónimo del escritor) con drogas y una estancia en una ciudad bulliciosa, un mundo lleno de vicios, inadaptados y viciosos. Este libro vendió 113 mil 170 copias, cifra que muchos autores no logran en su primer año.

Como parte de la celebración del centenario del natalicio del escritor, en Bloomington, Indiana en Estados Unidos, se realiza un festival que durará todo el fin de semana. Bajo el nombre de “Festival The Burroughs Century”, el evento contará con películas, conferencias, muestras de pintura, performances y música; y la participación especial de la poeta punk Lydia Lunch. Londres también preparó un homenaje, allá se mostrarán sus fotografías; mientras que en Nueva York y Viena (Austria) se exhiben sus pinturas y collages.

Además de todo lo anterior, se acaba de publicar en inglés la biografía “Call Me Burroughs”, de Barry Miles, calificada por The Washington Post como “una obra magistral y fascinante”.

Otra relación importante a destacar en la vida del autor, fue la cercanía que tuvo con Kurt Cobain, quien cumplió un sueño al conocer a su ídolo.


Según el diario español El País, en el encuentro que mantuvo Cobain con Burroughs nadie bebió, fumó o se drogó. Unos años antes, Burroughs había participado en una de las películas de la era grunge, Drugstore cowboy (1989), de Gus van Sant, interpretando a un personaje, apodado El Cura, a cuyo encuentro acude Matt Dillon, el protagonista, en busca de una respuesta sobre su destino. Hay cierto paralelismo entre ambos momentos. En la ficción, Burroughs responde: “Mi predicción para un futuro próximo es que los derechistas usarán la histeria de las drogas como pretexto para crear un aparato policial internacional, pero ya soy un hombre viejo y puede que no viva lo suficiente para ver la solución final al problema de la droga”.

Cobain no era el único que lo idolatraba, Jimmy Page, Patty Smith, Francis Bacon, Jean -Michel Basquiat, Debbie Harris, Madonna, Mick Jagger, Andy Warhol, David Bowie y más, estuvieron con el en algún momento. 

Pocos días antes de morir en 1997, escribió la última entrada en su diario. “No hay nada. No hay sabiduría final ni experiencia reveladora; ninguna jodida cosa. No hay Santo Grial. No hay Satori definitivo ni solución final. Solo conflicto. La única cosa que puede resolver este conflicto es el amor. Amor puro. Lo que yo siento ahora y sentí siempre por mis gatos. ¿Amor? ¿Qué es eso? El calmante más natural para el dolor que existe. Amor”. Su editor, James Grauerholz, aseguró que había muerto tranquilo y sereno. Al parecer, quería ser incinerado en Tánger y que luego esparcieran sus cenizas en Gibraltar.

 Con información de El País, The Washington Post y La Tercera.