Por más expediciones que se han en el mundo, seguramente nunca llegaremos a conocer a todas las especies que lo habitan y mucho menos a entenderlo todo sobre ellas; así sucede con un organismo apodado como ‘blob’ que en español significa “masa amorfa”.

Aunque podríamos no entender cómo es que un ser vivo podría no tener forma, en este caso sucede pues cambia de tamaño y forma continuamente y no tiene una constante que permita definir esta característica, pero es no es lo único extraño que tiene ‘blob’: los científicos que lo han estudiado tampoco consiguen determinar si es un hongo o un animal, o ninguna de las anteriores.

Desde que el organismo se conoció, la ciencia lo había tratado como un hongo, hasta que en la década de 1990, un estudio determinó que pertenecía al grupo de los mixomicetos, una subcategoría de la familia ameba.

Luego de mucha investigación, ha quedado claro que ‘blob’ tiene características animales, pero carece de algunas básicas para que pueda ser considerado como tal; por ejemplo: no tiene ni boca, ni ojos, carece de cerebro, no tiene patas, cola o alas… sin embargo, puede moverse, tiene la capacidad de aprender, es capaz de curarse a sí mismo y puede reconocer y digerir alimentos.

Así se ve el 'blob'

Además, el physarum polycephalum (su nombre científico que hace alusión a que parece tener muchas cabezas) es capaz de reproducirse mediante la producción y liberación de esporas que se convierten en nuevos ejemplares. En la especie el concepto de macho y hembra no existe pues se han encontrado 720 sexos en ella.

Por otro lado, se cree que han logrado sobrevivir desde antes de que los humanos existieran gracias a su diversidad genética, pues cuando dos organismos genéticamente distintos se unen, crean un nuevo ‘blob’.

El organismo ganó relevancia en día recientes debido a que un zoológico de París anunció que abrirá una sala en donde los visitantes podrán verlo y conocer más sobre él.