Un equipo de arqueólogos del INAH halló los restos de un niño sacrificado en honor a Huitzilopochtli, principal deidad de los mexicas, cuyo cadáver reposó debajo del Templo Mayor desde finales del siglo XV junto a adornos corporales y símbolos característicos del dios del Sol. 

Rodolfo Aguilar Tapia, Mary Laidy Hernández Ramírez y Karina López Hernández, junto con la antropóloga física Jacqueline Castro Irineo, fueron quienes excavaron la Ofrenda 176, donde aseguran, Huitzilopochtli recibió el obsequió porque los mexicas deseaba conocer con anticipación el desenlace de una batalla. 

Los restos se encontraron bajo el piso de la plaza oeste al pie de las escalinatas de la sexta etapa constructiva del Templo Mayor, fechadas para el gobierno de Ahuízotl (1486-1502 d.C.), y entre el Cuauhxicalco. 

Los especialistas subrayaron la importancia de la conservación de las piezas, debido a que en 1900 se construyó un colector de aguas negras que pasó a escasos centímetros de la caja que contenía el esqueleto, cuyo primer levantamiento fue el cráneo.