El cantante mexicano Vicente Fernández no perdonó a Bellas Artes ni muerto, pues el recinto lo rechazó cuando él quiso cantar en una de sus salas, por tratarse de un intérprete de música vernácula.

Posteriormente lo invitaron a cantar en el lugar, sin embargo, Vicente Fernández se negó y nunca quiso cantar en el Palacio de Bellas Artes.

En 2016, durante una conferencia de prensa, luego de haber recibido tres reconocimientos discográficos por las altas ventas de su álbum ‘Un azteca en el Azteca’, habló sobre el tema.

“Me habló la directora del teatro de Bellas Artes y yo estaba en la orilla del rancho; ya había anunciado mi retiro y me dijo ‘usted no se puede ir sin cantar en Bellas Artes’ y le dije ‘¿Por qué no?’”, relató Vicente Fernández.

Vicente Fernández

“Le dije, ‘señora, cuando yo quise me les hice muy poca cosa para pararme en un escenario como ese, porque era un cantante de ranchero’”, agregó el cantante.

Vicente Fernández no perdonó a Bellas Artes, ni después de su muerte

Luego de las declaraciones que Vicente Fernández compartió en 2016 sobre el rechazo que sufrió por parte de la dirección del Palacio de Bellas Artes, no fue extraño que el intérprete de ‘Por tu maldito amor’ no haya sido despedido en el Palacio de Bellas Artes.

Recordemos que un sin fin de figuras de la industria del entretenimiento, han sido despedidas en Bellas Artes, tal es el caso de Chavela Vargas, María Felix, Cantinflas y Juan Gabriel, entre muchos otros.

Homenaje a Vicente Fernández

En cambio, la familia de Vicente Fernández decidió trasladar su cuerpo a la Arena VFG, propiedad del intérprete, ubicada en Tlajomulco de Zúñiga.

Los medios de comunicación aseguraron que el recinto ya estaba previamente listo para recibir el cuerpo de Vicente Fernández; afirman que su familia planeó el evento, días antes de su muerte.

A diferencia de grandes figuras de la talla de Vicente Fernández, el cantante fue homenajeado en su propio inmueble y ni aún después de su muerte, no perdonó al Palacio de Bellas Artes por haberlo rechazado cuando aún no había alcanzado la cúspide de su éxito.