Una nueva amenaza ha llegado hasta las puertas de la organización de espías “Kingsman”. Solo identificada como “Poppy”, una mujer fanática con la parafernalia de los cincuentas, resulta ser la mente maestra que mantiene secuestrado al mundo libre con sus amenazas y tecnología mortífera. Nuestro protagonista, el increíble espía Eggsy, encontrará ayuda del lugares inesperados, entrando a nuestro radar una nueva organización de espías americanos: “The Stateman”.

La primera parte de esta serie  fue una sorpresa total -tanto narrativa como financieramente-. El director Matthew Vaughn afianzó su posición como realizador arriesgado al adaptar de nuevo un cómic a la pantalla grande. Su primer esfuerzo “Kick Ass” es un avance impresionante en este subgénero de superhéroes. Esta vez el director entrega su tercera adaptación con la promesa de una historia  más grande, más explosiva y más audaz que todas sus predecesoras. “Kingsman: el círculo dorado” es un monumento a la exageración; esta entrega se aleja considerablemente del género de espías y simplemente entra de lleno al culto por la acción sin sentido, muy similar al cómic del que es adaptada.

Este proyecto tiene un tiempo de corrida bastante largo - 140 minutos- y es inevitable pensar que pudieron cortar unos buenos veinte minutos sin problema. Está llena de subtramas que solo la entorpecen: la relación de Eggsy, la visita a Glastonbury, etc. El director nos intenta contar esta historia constituida por un sin número de pequeñas historias que van mermando el interés de la audiencia por los personajes, además de aniquilar el nivel de tensión que intenta construir con cada nuevo acto.

El elenco es increíble empezando por la aparición de “The Stateman”, la agencia de espías americana que tiene su base en una destilería de Whisky encabezada por Jeff Bridges, Channing Tatum, y Pedro Pascal, además de una Halle Berry muy desaprovechada que solo aparece un par de minutos. El puesto de antagonista es ocupado por la genial Julianne Moore como “Poppy” que narrativamente no tiene mucho con qué trabajar y no cuenta con la suficiente fuerza para ser una villana interesante o por lo menos amenazante.  La reaparición del personaje  Harry, interpretado por Colin Firth, en esta nueva entrega es extraña, principalmente porque se presumía muerto desde la primera entrega - no es spoiler, viene en el trailer- además de ser innecesaria para que avance la cinta, por lo menos esa sensación da en los primeros dos actos.  No olvidemos a Eggsy (Taron Egerton)  nuestro protagonista,  que lleva la película sin problema.

Kingsman: El círculo dorado hace un trabajo perfecto de entretener, es justo cuando uno se cuestiona la lógica de los personajes, aún con esto, es la cinta más divertida de espías que verán este año, no la deje pasar y entréguese a una proyección llena de explosiones, peleas y humor sin control.