A 10 años de haberse establecido el 23 de septiembre como el Día Internacional de la Bisexualidad, en muchos lugares sigue siendo un tabú declararse parte de esta comunidad, lo que resulta un tanto ilógico si consideramos que casi todos los humanos tenemos esta orientación sexual, según un estudio.
La Escala Kinsey va más allá de la identidad heterosexual y homosexual
La investigación, realizada en 1948 por el biólogo Alfred C. Kinsey, tenía como objetivo analizar la conducta sexual tanto de hombres como de mujeres.
Para ello, un grupo de personas respondió encuestas sobre su vida sexual, pensamientos y sentimientos hacia su mismo género o el opuesto.
Los resultados derivaron en la publicación de dos libros titulados Comportamiento sexual del hombre y Comportamiento sexual de la mujer.
Asimismo, se elaboró la ahora conocida como “Escala Kinsey”, que modifica la costumbre de ubicar a las personas, ya sea como heterosexuales u homosexuales.
La herramienta establece ocho niveles de orientación sexual en los humanos, de acuerdo con una escala de siete puntos y una categoría “X” para quienes no se sienten atraídos por ningún género:
- 0: Exclusivamente heterosexual
- 1: Predominantemente heterosexual, homosexualidad muy ocasional
- 2: Predominantemente heterosexual, pero con algunas conductas homosexuales
- 3: Atracción por los hombres y mujeres en la misma medida
- 4: Predominantemente homosexual, con algún contacto heterosexual
- 5: Predominantemente homosexual, con actividad heterosexual muy ocasional
- 6: Exclusivamente homosexual
- X: Sin contacto o reacciones socio-sexuales
La desventaja es que la escala no cuenta con un cuestionario base para que uno mismo determine su orientación, por lo que sólo especialistas en el tema pueden utilizarla adecuadamente.
¿La orientación sexual puede cambiar?
Con base en los resultados obtenidos hace 71 años, Kinsey concluyó que la mayoría de los seres humanos son bisexuales, pues los encuestados revelaron tener actividades o pensamientos con ambos sexos.
Esto quiere decir que su conducta no se apegaba estrictamente a la identidad heterosexual, ni a la homosexual, según los parámetros de la escala.



Kinsey matizó esta conclusión al señalar que las personas pueden cambiar su orientación a medida que se desarrolla su sexualidad.
Con información de Milenio.