Los  tianguis en México no son recientes pues este concepto proviene desde la época prehispánica, pero con el tiempo han ido evolucionando y se han ido adaptando a la moda y tendencia del momento.

En nuestro país los tianguis son sumamente visitados, por lo cual, nos interesó investigar más sobre este tema tan común pero tan inexplorado.

Hoy, nos tocó conocer la historia de Erick Hernández, que comenzó a trabajar en este negocio desde los 14 años, debido a que su padre le fue enseñando desde muy temprana edad el funcionamiento de este oficio.

Erick nos contó que  realmente disfruta su trabajo; vender calcetines, medias, mallas entre otras cosas  de lunes a viernes en distintas colonias como la Roma, del Valle y  Narvarte.  Cuando le preguntamos por los retos  a los que se enfrentan día con día en este negocio nos habló de robos , así como  del incrementos de precios en los productos pero nos dijo algo aún más importante, nos habló de corrupción, la cual es una problemática que existe pero de la que nadie quiere hablar.

Nos narró cómo es un día común y corriente de cualquier comerciante en un tianguis. A la llegada a la  colonia, cada  dueño o encargado del  puesto debe preparar cincuenta pesos, para el establecimiento del puesto en la colonia en turno.

También por la falta de estacionamientos que existe en esta ciudad, se ven obligados a estacionarse en segunda fila para descargar, pero al hacer esto, suele pasar la policía a pedir dinero  y así poder pasar por alto esta problemática.

Y por si fuera poco, también pasan a inspeccionar para ver si cumplen con los lineamientos establecidos,  como tener pintado el puesto, tener un bote de basura, traer puesta la bata  entre otras cosas. Si se incumple con alguno de estos lineamientos, se les castiga con no  dejarlos establecerse por algunos días y sin permiso a enfermarse o tener problemas personales que les impidan realizar su chamba, ya que el día que no trabajen, no hay remuneración.   

 Esto es ser un comerciante informal en la Ciudad de México, personas luchando día con día para sacar a su familia adelante sin seguro social,  sin pensión de jubilación pero sobre todo con un trabajo inestable lleno de riesgos por la corrupción.

Esto es, en parte, como nos lo dijo Erick, por falta de  recursos económicos  y por falta de empleo formal con salario justo; aunque también  existe gente dedicada a este negocio por gusto propio o porque evaluaron sus opciones de trabajo y determinaron que dejaba un mayor ingreso económico.

Esta es la historia de Erick pero seguramente habrá muchas más historias que contar, desde otras preselectivas.