¡Qué oso!<br>La expresión ¡qué oso! en México significa vergüenza o qué bochornoso. Es una frase con contexto negativo. Se utiliza cuando una persona demuestra ciertos actos bochornosos o que provocan vergüenza o pena ajena.<br>En México este tipo de dialecto vino heredado del español colonial ya que, en Europa era donde proliferaba la práctica de exhibir osos.<br>De esta práctica nace la expresión “hacer el oso”, y a partir de esta frase de significado similar (hacer el ridículo) se derivó el termino “qué oso”<br>

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Así es el mercantilismo

Lo que nos faltaba. Mañana, ante el Consejo de Seguridad de la ONU, México denunciará la desigualdad existente en el acceso a las vacunas contra el covid-19. Esto es, presentará una queja formal por un acceso injusto de los países a tan preciadas vacunas.

La protesta radica en que las naciones productoras de las vacunas contra el virus han reservado para su población la mayor parte de su producción nacional, lo cual —y aquí lo que señala el gobierno de la 4T— ha tenido como consecuencia que países de América Latina y el Caribe tengan tasas bajas de vacunación.

Sin lugar a dudas, los países que producen las vacunas (tienen la tecnología, las farmacéuticas, la inversión, los desarrollos y las patentes) están tratando de que los primeros en ser vacunados sean sus propios ciudadanos. Lo lógico y lo que ocurre en toda economía de mercado, que es lo que impera en el orbe (incluyendo, por cierto, a países de corte socialista en lo político, pero abiertamente capitalistas y neoliberales en lo económico como son China y Rusia).

No hay impedimento

Ahora bien, no por ello las vacunas les están vetadas a países no productores de las mismas. De hecho han llegado, y con creces, a otras naciones. Eso sí, hay que pagar por ellas (lo que de nuevo vale ya sea para adquirir la vacuna CanSino o la de Moderna). Valen algunos ejemplos:

  • Israel, sin producir la vacuna, ha logrado una vacunación superior al 69% de su población. Acordó con las productoras pagar casi el doble por cada dosis.

  • Emiratos Árabes Unidos. Su cobertura de inoculación llega ya a casi el 48% de su población. No pagaron el doble, pero sí lo hicieron antes que nadie.

  • Lo mismo sucedió con Chile, quien las liquidó muy a tiempo y, en 10 días de vacunación, ha logrado inocular al 6% de su población.

Invertir en ciencia y tecnología; y, si no, hay Covax

Pero creo que lo más importante y que el presidente de México soslaya es que las naciones productoras de las vacunas tomaron la decisión —y no de ahora— de invertir (y mucho) en ciencia, en investigación, en innovación, en tecnología, en desarrollo de patentes. Ergo, los primeros en obtener los frutos de su conocimiento e inversión serán ellos. De lo más normal.

México forma parte del mecanismo COVAX, la alianza liderada por la OMS —¡que a su vez se inserta/depende de la ONU!—donde más de 187 países, laboratorios, entes públicos y privados, buscan garantizar un acceso más equitativo a las vacunas. Y más allá de los porcentajes máximos y mínimos que pueden tener los países que más aportaron, el componente solidario de este proyecto es que hay muchos países que no invirtieron un centavo en el desarrollo de las vacunas y aún así tendrán cierto margen de trato preferencial, recibiendo vacunas para una parte importante de su población.

Nuestro país entró como país autofinanciado, lo que significa que el dinero que hemos comprometido pagar se irá integro para adquirir las vacunas que recibiremos: 6 millones 472 mil 800.

Hay que subrayar aquí que otros países y entes invirtieron en este mecanismo para que otros Estados puedan acceder a las vacunas. México no.

Ahora bien, lo acordado en COVAX incluye tiempos de distribución para los diversos países que conforman el mismo y estos se están cumpliendo.

De pena ajena, afuera y adentro

¿Cómo, entonces, con esa información, siendo parte de COVAX, el gobierno mexicano presentará una queja no fundamentada en el Consejo de Seguridad? Pues eso, que México quedará —como en otras ocasiones y en otros espacios del concierto internacional de nación— en una situación francamente risible. Y el primer mandatario como alguien que no sabe leer lo que firmó.

También es momento de decir que, mientras la vacuna mexicana “Patria” solo existe en la mente de Andrés Manuel, la inversión necesaria para idearla, desarrollarla y probarla no se está llevando a cabo. Si ya de por sí en sexenios pasados la inversión en ciencia, tecnología e investigación era bastante raquítica, con la 4T esta llegó a cuotas verdaderamente miserables.

La “inversión” cuatroteísta se ha enfocado en cuartos disfrazados de universidades, en becas que no premian el estudio, en un tren contaminante, en una refinería digna del siglo pasado y en apoyar en el CONACYT a cultoras de belleza, en lugar de a verdaderos investigadores.

A lo anterior, mientras los países donde se han desarrollado las vacunas, son un reflejo de la coinversión y el trabajo en conjunto entre gobiernos e iniciativa privada (en este caso los laboratorios), en nuestro país pareciera que la intención de la 4T es minar cada día más la relación con quienes tienen el conocimiento y los capitales.

Las prioridades de Naciones Unidas

En el Consejo de Seguridad se está (y estará) discutiendo la crisis en Myanmar y, sí, el avance en el proceso de vacunación, pero conforme al mecanismo COVAX. Ante lo cual, la queja de México sonará a una discordancia con lo mismo que firmamos o, peor aún, el desvarío de un populista que solo le habla a su gente. Y si a esto sumamos la falsedad de López Obrador cuando dijo que no llegaban las vacunas porque la ONU las había pedido para los países más pobres, solo se puede esperar que nuestra nación pase otra vergüenza monumental.

AMLO podrá haber vivido con solo 200 pesos en el bolsillo toda su vida, regateando y amenazando siempre ante cualquier escenario de adquisición o transacción. Hay ocasiones que esto es posible, que el resultado es exitoso. Sin embargo eso no es aceptable para este espacio, la máxima instancia de las relaciones internacionales.

Es hora de que el gobierno de nuestro país entienda que si en México pueden decir mentiras o medias verdades, y media población se las cree, dicha “política” no es la correcta más allá de nuestras fronteras.

Nos dejará como el socio con quien no se quiere tener tratos.

Y dado que no conocemos los contratos entre nuestro país y los distintos entes vendedores de vacunas anticovid, la charada montada por la administración federal podrá ser usada para después decir que, es en defensa de los países más desprotegidos, que México se ha quedado sin vacunas. ¿Suena inverosímil? No tanto; ya sabemos que la 4T no se caracteriza por asumir responsabilidades. En lenguaje coloquial, de todas todas, ¡qué oso!