Has perdido jugando tu mejor perla,<br>la que era un coágulo de aurora,<br>la llamada alba triste:<br>no llores por tu perla, perdedor...<br>Yo te la buscaré hora tras hora,<br>guijarro tras guijarro y flor tras flor...

Dulce María Loynaz

La Pirinola política vuelve a girar, ahora con el tema de las vacunas. Tendremos seguros ganadores, algunos que saldrán a tablas y otros más que muy probablemente perderán. Las vacunas se han vuelto un juego político. Ni hablar, así es esto...

Ya tocó el turno de Marcelo Ebrard y le ha salido un “toma todo”. Inició el juego con su segundo aviso vía Twitter, recordando que él y la Secretaría de Relaciones Exteriores ya lograron tooooooodo lo que había que hacer en materia de negociaciones para traer las vacunas a México. No importa el desenlace, el canciller queda como El Salvador (bueno, junto con Donald Trump, a quien el presidente AMLO no se cansa de ensalzar). Ahora ha pasado la batuta de la responsabilidad y de las culpabilidades (esto es, si algo sale mal con la estrategia de vacunación) a la SSA, la Cofepris y a Hugo López-Gatell.

De esta forma, como todo esquema del accionar gubernamental de este calibre, existen varios pasos en el largo proceso de vacunación y el segundo engranaje estará en manos del subsecretario de Salud —y también responsable de la comisión que da la autorización para la venta y distribución de las medicinas en nuestro país.

Sabemos, pues ya que el primer mandatario nos los informó ayer, que las Fuerzas Armadas le darán una ayudadita. Serán estas las que se encarguen de distribuir (y en caso necesario ¡aplicar!) las vacunas. La estrategia de toda la logística debería ser realizada en la Secretaría de Salud (a qué centros de salud, a qué clínicas del Seguro Social, a qué hospitales estatales y qué distribuir a través del Instituto Nacional de Bienestar, etcéteras), pero ya conocemos que ahora se estila que los encargados de hacer cualquier tipo de reparto sean la Sedena y la Semar...

¿Y qué podría salir mal en todo este complejo proceso —que ¡durará más de una año!— cuando López-Gatell no cree en los cubrebocas y hasta ahora solo ha logrado obstaculizar el trabajo de la antes eficiente Comisión? La estrategia de la distribución es monumental y dadas las características de las vacunas, existe una alta probabilidad que su repartición no sea la más adecuada, eficiente y exitosa.

En esta esa etapa del juego político, si López-Gatell logra una distribución perfecta podrá ganar algo políticamente hablando, como ya lo hizo Ebrard. De lo contrario perderá y bastante.

Sin embargo, no se olvide que en este juego también existen los que “pierden todo” y, de nuevo, cuando se habla de cadenas de gestión o de mando, desafortunadamente los mayores perdedores políticos (no estoy hablando de los no políticos, que es obviamente la población mexicana) son los últimos en la línea de acción. En este caso: los gobernantes de las entidades federativas. Atendiendo, además, que a mayor población, la responsabilidad y la probabilidad de fracaso aumentará de forma exponencial.

Empezando porque con el anuncio que ha hecho la SRE del inminente arribo del primer lote de vacunas, la esperanza insufla el ánimo de todos y provoca que la gente crea que ello se traduce en que puede relajar las medidas de prevención.

Es evidente, y las compañías fabricantes de las vacunas ya lo han dejado claro, que la demanda de estas NO podrá ser atendida en su totalidad de forma inmediata (Pfizer, por ejemplo, acaba de anunciar que en diciembre recortará su producción a la mitad de lo estimado). Todas calculan que tardará al menos ocho meses en que la producción comience a regularizarse.

Por ende, los que más dilatarán en conseguir la vacuna para su población, son los titulares de los ejecutivos locales, ya que las primeras partidas de vacunas serán para el sistema de salud federal, para el Ejercito y para ciertos grupos vulnerables, como ya nos adelantó el gabinete federal.

Son las autoridades locales en quienes recaerá la tarea de contener las expectativas desbordadas (y no satisfechas de inmediato) de la población en general y también de tener que lidiar con incrementos explosivos de contagios y muertes producto de la relajación anticipada por parte de la gente de la que ya hablé. Y es que el ser humano, ese ser racional que deja de serlo cuando se ve discriminado en cuestiones de salud, demandará a sus gobernantes la vacuna y ahí el eslabón más débil de la cadena se verá sobrepasado en su radio de acción.

Ahora entenderán, estimados lectores, el porqué varios gobernadores contemplan —o determinaron ya— volver a restringir actividades. Este ir y venir sucederá, como ya se los dije, durante TODO el próximo año. Y a ello no es ajeno quien gobierna la mayor urbe del planeta.

El posible cambio del semáforo en la Ciudad de México a rojo nuevamente hará que quien pierda en la apreciación de la gente sea Claudia Sheinbaum. Sin lugar a dudas, todos queremos cuidarnos y se agradece que ella sí defienda el uso del cubrebocas y de toda suerte de medidas de protección y prevención, pero si vuelven las restricciones a los comercios y distintas actividades económicas, el efecto será demoledor. Nueve meses de encierro y las razones para mantener negocios cerrados ya no puede ser sostenido y menos en una época cuando las personas salen a gastar su aguinaldo.

Sin embargo también es cierto que si no se toman medidas de mayor prevención, a la larga también saldrá muy desprestigiada ella o cualquier otro gobernador. Total, en el juego político de la Pirinola, a los gobernadores les toca el “perder/perder” y, en este caso, más Sheinbaum como posible aspirante a las elecciones presidenciales del 2024.

En alguna columna comenté que lo ideal, sin dejar su puesto, habría sido que ella hubiera coordinado la logística de la distribución y repartición de las vacunas. Sus antecedentes científicos, su dominio en esquemas de planeación estratégica en la administración pública y su férrea defensa de medidas de prevención en salud tal vez hubieran hecho una estrategia global de vacunación más efectiva y justa de la que se está proponiendo ahora. Pero, bueno, eso ya no lo sabremos.

En fin, a estas alturas donde lo principal será procurar una vacuna tarde que temprano a cada uno de los ciudadanos de esta nación, la Pirinola política sigue girando. Y quien lleva las de perder definitivamente son los mandatarios locales que velan por las grandes metrópolis del país, comenzando por Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX.