Antes hay que deshacer este entuerto,<br>antes hay que resolver este enigma.<br>Y hay que resolverlo entre todos,<br>y hay que resolverlo sin cobardía,<br>sin huir<br>Con unas alas de percalina<br>o haciendo un agujero<br>en la tarima.<br>De aquí no se va nadie. Nadie.<br>Ni el místico ni el suicida.<br>Y es inútil,<br>inútil toda huida<br>(ni por abajo<br>ni por arriba).<br>
León Felipe
El tamaño del muro es proporcional al miedo que le tiene a las mujeres; ¿o será al desdén?
Usted que se autonombró el presidente más feminista, prefirió cercar Palacio Nacional ante la marcha convocada para este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. No solo lo cercó, lo blindó con un muro de acero. Se dice de izquierda y presume haber logrado en la 4T una paridad de género, pero se amuralla ante las legítimas manifestaciones en protesta contra la violencia ejercida hacia las mujeres en este país.
En Palacio no se recibe a las víctimas ni a los poetas. Bajo la falsa moralina de ‘cuidar la investidura presidencial’, se negó a hablar con los LeBarón y con Javier Sicilia. Ordenó, eso sí, atender de manera inmediata —esto es, ‘como a cualquier ciudadano’— a un posible delincuente.
Se dice que su gobierno sí terminó construyendo y pagando EL muro. Y esas voces tendrían razón. Uno más triste y deleznable que aquel ideado por su amigo Trump. Rodea Palacio Nacional, el domicilio de virreyes, dos emperadores y hoy del suyo propio. ¿Así o más austero y republicano?
Usted, quien tanto presume de ser el presidente historiador, ha olvidado el repudio que han tenido las murallas a través de los tiempos. La mayoría iniciaron como forma de defensa. Así fue la gran Muralla China y aquel muro de Adriano... ¿En este rubro entra el muro de Palacio? ¿Para defenderse de la indignación de las mujeres? Ojalá con ese mismo ahínco nos defendiera su administración a nosotras...
Le valdría recordar que ese tipo de muros de defensa fueron superados en la IIGM cuando la línea Maginot no sirvió de nada para proteger a Francia. Así —de nada— servirá su muro en el zócalo capitalino. No “detendrá” un movimiento que ya lo superó. Todo lo contrario.
Otros muros tienen el propósito de dividir pueblos, para subrayar diferencias que ni las fronteras ideológicas o económicas logran. Muestra de ello es el muro fronterizo que sufrimos en carne propia en el norte del país. Estos muros son expresión de la vergüenza de quien los monta y terminan cayendo como símbolos reivindicativos de la libertad. Así sucedió con el triste y célebre muro de Berlín y así se repudian el de Irak, el de Gibraltar, el de Cisjordania y muchos más que demuestran el miedo a nuestros semejantes. ¿Alguno es impenetrable? No, ninguno. La gente sigue pasando, tarde que temprano, de un país a otro. ¿Vandalismo, disturbios, desmanes? No, nadie los quiere, pero una valla metálica, específicamente rodeando Palacio Nacional, a la larga —más bien muy corta— no los evitará. Eso sí, será una bocina de resonancia para demostrar la poca valía que ofrece usted a las peticiones de parte de las mujeres.
De hecho, es posible que no haya gran movilización este lunes debido al covid... Ya dirá el martes que no existe malestar, que el feminismo ‘es puro cuento’. Y tendremos que recordarle en ese momento (el martes) que desde el viernes las autoridades se prepararon con un muro con el que ese día amaneció la capital, y que la pregunta pertinente sería más bien: ¿por qué levantaron semejante muro si consideran que el malestar de las mujeres no es tal?
Hoy la valla que cerca a Palacio Nacional es la muestra física de la cerrazón de la 4T para con las damas de este país. Cerrazón que se tradujo en el cierre de guarderías, en la hipocresía de decir que los feminicidios no son tales o que ‘romper el pacto’ es una frase importada o en el solapar a un posible violador como candidato a una gubernatura.
La pregunta persiste: ¿temor o desdén?, señor presidente. Y sugiero una respuesta: el que seamos mujeres no es razón para que nos tema, por lo que solo queda que la explicación se halle en el desdén. Desdén que se traduce en no escucharnos y fingir que no existimos. Y eso, puede estar seguro, llevará a que finalmente sí le tema a una cuestión: a nuestro voto para echarlo de Palacio.
Mientras eso ocurre, ojalá sirviera ese muro, con el que usted estuvo de acuerdo se levantara circundando su recinto de trabajo y su morada, para dejarlo encerrado ahí por un buen rato, junto con el poco entendimiento que tiene de la misoginia y de violencia de género que ocurre demasiado frecuentemente en México.