“Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre.”<br>
Refrán popular
“Hay un momento para el valor y otro para la prudencia y el que es inteligente los distingue.”<br>
Robin Williams - John Keating
“La vida está compuesta de momentos, y un momento que se desperdicia es una batalla que se pierde.”<br>
Morris Rosenfeld
Reforma, el diario más crítico del régimen —de acuerdo al propio presidente de la república—, fue el primero que publicó ayer una nota que sintetiza los más recientes hallazgos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) con respecto a las mediciones de la pobreza en México. La (grata) sorpresa es que, contrario a la información que últimamente suele generarse (y, por tanto, conocerse), lo reportado por el organismo es alentador y abre una ventana de optimismo en materia económica para el país.
Antes de hablar sobre ello, quiero decir que desde que comencé a colaborar como columnista en este medio informativo, hace exactamente tres años, me propuse mantenerme lo más objetiva, imparcial, e independiente posible al llevar a cabo mi análisis político día con día. Eso, y que mis preferencias y opiniones políticas —que obviamente las tengo como cualquier otro ciudadano y que nunca he ocultado, ni en público ni en privado— no interfirieran con tal cometido. Lo que es más, cuando se está convencida de que lleva uno la razón, se puede y se debe ser dura ya sea para criticar o para aplaudir acciones de la autoridad.
Y es precisamente en ese sentido que no quiero dejar de comentar y dar su justa dimensión a este resultado dado a conocer por Coneval, así como sus posibles implicaciones en materia de próximas decisiones gubernamentales y de política pública, y sus acotaciones y asegunes, que indudablemente los tiene.
No es menor lo que se comunica: se registró un rebote (que no “rebrote”, afortunadamente) de la economía en México: aumentó el ingreso en junio y se redujo la pobreza laboral (casi en un 7%). En otras palabras, se estuvo (está) dando una paulatina recuperación del mercado y del ingreso de los trabajadores.
Todo lo anterior se sustenta en los resultados obtenidos de la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) del INEGI, correspondiente al mes de junio de 2020, en la que entre mayo y junio la población ocupada pasó de 43.6 a 48.3 millones, representando un incremento de 10.9 por ciento para dicho periodo.
La política de la 4T de apoyo económico a la población más necesitada durante la pandemia está teniendo efectos positivos. Además, al parecer, los sacrificios fiscales y el incremento de la deuda —que sí llevaron a cabo otras naciones y no con mucho éxito— no resultaban imprescindibles hasta estos momentos en México, tal como lo ha sostenido López Obrador.
Es menester, no obstante, hacer acotaciones con respecto a estos datos, y no con intención de parecer aguafiestas, sino de ser mesurada. ¿A qué me refiero?
El retorno a la ocupación de 4.7 millones de mexicanos en el mes de junio fue porque la mayoría se incorporó a trabajos informales. Y esto ya no resulta tan halagüeño porque ese es precisamente el sector de la economía que no paga impuestos (es decir, que no “alimenta” la arcas nacionales con las que se financian los programas de apoyo social que se están ejecutando). Además, es el que no tiene acceso a los servicios de salud (esto es, es la gente más vulnerable a eventos catastróficos —entre ellos, caer enfermo de covid—), por lo que, ante cualquier situación médica de importancia, tendrían que hacer uso de todos sus ahorros, ingresos o pedir prestado. O recurrir al INSABI que todavía no funciona, por decir lo menos, a su máxima capacidad. La misma encuesta ha registrado que tan sólo en el mes de junio, el número de trabajadores sin acceso a servicios de salud creció hasta los 3 millones.
Y lo mismo indican los datos más recientes que publicó el Infonavit: de enero a junio, más de un millón de trabajadores fueron dados de baja para el acceso a un crédito para la vivienda; perdieron sus trabajos en el sector formal y, por lo tanto, dejaron de cotizar.
En otras palabras, el presidente AMLO y todo su equipo de trabajo tendrían que estar muy conscientes de que los apoyos que han hecho posible los datos de reactivación económica de junio durarán hasta que haya dinero producto del erario nacional. Hasta ahora no ha faltado, ya que la política de dureza en el cobro de impuestos y la reforma para ya no perdonarlos a nadie han funcionado, pero a la larga hará falta reanimar mucho más al sector formal. Así, incluso el que los programas sociales se concentren por ahora —como sugiere Coneval— en los grupos poblacionales en condiciones de mayor vulnerabilidad (trabajadores informales o sectores productivos ligados al comercio y los servicios) tiene sus límites. Los programas sociales NO serán suficientes para reducir el impacto negativo de la crisis sanitaria, máxime que esta —ya lo anunció el coordinador de Salud ante la pandemia, Hugo López-Gatell— va para muy largo...
Y esto solo significa que, tarde que temprano (esperando sea de preferencia en el momento adecuado), la 4T deberá apoyar masivamente a la inversión privada y a los generadores de empleo (a las micro, pequeñas y medianas empresas formales del país) con estímulos fiscales y endeudamiento nacional para reducir el desempleo a cifras manejables.
Deberá también, en algún momento, abandonar, posponer o mínimamente ralentizar alguno, si no es que todos sus proyectos emblema. A como vamos, deberá moderarse el financiamiento a Dos Bocas y el Tren Maya.
Un último comentario: si se dan por buenas las cifras que está reportando el Coneval, que a su vez se basan en la ETOE, entonces hay que dar por válida también la herramienta del INEGI en su conjunto.
Lo digo a modo de aclaración y llamado a la objetividad de todos los formadores de opinión pública del país, porque no faltaron los aplaudidores e incondicionales del régimen que en su momento (abril) desconocieron a la referida Encuesta porque registró una pérdida de 12 millones de empleos en México (formales, informales, autoempleados, por decisión propia, etcétera) y que ahora (agosto) reconocen ese instrumento porque da a conocer información positiva para el régimen (bueno, y para la nación).
Digo, o todos coludos o todos rabones; o, dicho de otro modo, son peras o son manzanas. Porque ambas cosas simplemente no se puede, ¿no creen mis estimados chairos y derechairos?