Conocí a una linda morenita y la quise mucho <br>Por las tardes iba enamorado y cariñoso a verla <br>Y al contemplar sus ojos mi pasión crecía <br>Ay morena, morenita mía no te olvidaré.<br>

Armando Villarreal Lozano

“Una zorra ve un racimo de uvas e intenta alcanzarlas. Al darse cuenta de que está demasiado alto, desprecia las uvas diciendo: ‘¡No están maduras!’. La moraleja de la historia es que a menudo los seres humanos fingimos despreciar aquello que secretamente anhelamos y que sabemos que es inalcanzable”.<br>

De la fábula atribuida a Esopo

Naufraga el ITAM en la 4T

Cuando todos los egresados, todas las egresadas del ITAM nos relamíamos los labios —con el mayor placer, desde luego— simplemente aguardando que avanzara el sexenio de la 4T con la esperanza, fundada hasta ayer, de que dos ex-itamitas se adueñaran de los más importantes cargos políticos impulsados por el mayor crítico de nuestra alma máter, Andrés Manuel López Obrador, ellos fracasaron en su propósito.

Zoé Robledo (licenciado en ciencias políticas del ITAM) llegó a ser visto como el joven maravilla del sexenio. Hubo en el gabinete y en la comentocracia opiniones que lo consideraron con tamaños para meterse a la lucha por la candidatura presidencial postulado por Morena.

Deslumbraba como subsecretario de Gobernación, con todo el apoyo de la titular, Olga Sánchez Cordero. Pero al frente del IMSS, si bien no ha hecho un mal trabajo, Zoé no ha logrado destacar. Para empezar nada pudo hacer para eclipsar al favorito de AMLO en el sector salud, Hugo López-Gatell. Y ni las manos pudo meter cuando lo atacó con furia un gobernador de Morena, Jaime Bonilla, de Baja California.

Robledo superó acusaciones de corrupción que a otros hubieran manchado para toda la vida, y en general ha hecho la tarea, pero en el combate a la pandemia del coronavirus —su principal responsabilidad— ha sido actor de reparto, es decir, de los que salen a escena solo para que se luzca el galán más popular de la 4T, el ya mencionado Gatell.

Solo ha sido nota relevante en los medios porque se enfermó de Covid-19, lo mismo que su esposa e hijos, y porque, recientemente, se fracturó en un accidente automovilístico en Chiapas

Eliminado Zoé como aspirante a dominar en la 4T, nos quedaba como figura Mario Delgado (licenciado en economía del ITAM), coordinador de los diputados federales de Morena, gente de confianza de Marcelo Ebrard y, hasta ayer, con posibilidades de dirigir el partido en el poder.

Delgado iba a ser el constructor principal de la candidatura presidencial del canciller Ebrard, pero perdió en un primer ensayo. Si bien le va, sobrevivirá en su actual posición política. La designación de los nuevos consejeros, de las nuevas consejeras del INE fue su Waterloo.

Andrés Manuel le gritó a Delgado

Al margen de si fue bueno para la democracia mexicana, o no lo fue, que se frustrara la intención de Morena de controlar el INE —en este artículo no expresaré mis convicciones políticas personales: solo daré a conocer hechos—, lo cierto es que el presidente López Obrador, y con este las figuras más relevantes de la izquierda, esperaban que Delgado sacara adelante una tarea sencilla, inclusive extremadamente sencilla dada la aplastante mayoría morenista en la cámara baja.

Delgado solo tenía que hacer algo simple, y hacerlo bien en la lógica de la 4T, que no es la mía, conste: elegir un Comité Técnico de Evaluación del INE integrado por una mayoría de expertos partidarios de AMLO y su proyecto político. Es lo que hubiera conseguido para su propio partido, sin ninguna dificultad, por poner un ejemplo, un viejo zorro de las maniobras legislativas como Manlio Beltrones de haber tenido una mayoría parlamentaria como la de Morena.

Pero, quizá porque fueron excelentes las lecciones de ética que recibió, pero no en el ITAM, sino tal vez por correspondencia o viendo videos de YouTube —Emilio Lozoya y otros tecnócratas dan fe de que tales materias no son necesariamente lo fuerte de la formación que ofrece mi querida universidad—, el hecho es que Mario Delgado jugó al imparcial, al demócrata o al #QuedoBien con intelectuales como Krauze y Aguilar Camín, y permitió una integración del Comité Técnico que no presagiaba éxito para las intenciones —buenas o malas, lo mismo da en esta argumentación— de Morena.

Delgado ni siquiera permitió que un apasionado militante de la 4T, John Ackerman, fuera nominado por la Cámara de Diputados para el Comité Técnico de Evaluación del INE. Sí entró Ackerman, pero promovido por la CNDH.

En el proceso de evaluación de los y las aspirantes a consejeros y consejeras del Institución Nacional Electoral, muy pronto quedó evidenciado que Morena no iba a lograr su propósito. Cuando Ackerman se dio cuenta de que estaba en la famosa minoría de uno —y todo por culpa de Mario Delgado—, intentó reventar el proceso, pero viejos zorros de tales grillas como Diego Valadés, en vez de tratar de conciliar, alentaron el berrinche del morenista, y ya sin tomarlo en cuenta eligieron a los y las finalistas que, dentro de todo, lo cierto es que son quienes menos convenían a Morena.

AMLO y su estallido

Se comprende que el presidente López Obrador estallara cuando pidió cuentas a Delgado acerca de por qué no pudo hacer algo tan simple en función de la mayoría de Morena.

No me gusta el periodismo de “fuentes confidenciales”, y por lo tanto solo como excepción utilizo ese recurso. 

Esta es una excepción. Mis fuentes confidenciales, sin duda confiables, me aseguran que, contra su costumbre, AMLO gritoneó a Mario Delgado cuando este nomás no pudo expresar nada que medianamente justificara su fracaso en dos tareas políticas: la primera, llevar al consejo del INE a cuatro partidarios absolutos de Morena —no colocó a ninguno—; la segunda, discutir en el periodo extraordinario de la Cámara de Diputados los proyectos que más le interesan a Andrés Manuel —no se discutirá ninguno.

El enojo presidencial

En la mañanera de ayer, después de dar a conocer el muy relevante nuevo esquema de las pensiones de los trabajadores, el presidente López Obrador nos ofreció su personal versión de la fábula de Esopo.

√ “Tenemos diferencia hasta con los legisladores que surgen de nuestro movimiento”.

√ “Ahora les voy a hacer un reclamo fraterno, respetuoso” (conste, los gritos a Mario Delgado fueron en privado, pero ya ven, una siempre se entera de todo).

√ “Se convoca a un periodo extraordinario en la Cámara de Diputados y el único tema a tratar es la elección de los consejeros del INE, y les hemos presentado dos, tres iniciativas que consideramos importantes y no las van a tomar en cuenta”.

√ Una de las iniciativas de AMLO, la de los fideicomisos: concentrar sus fondos en Hacienda. La otra, una reforma para que el gobierno compre medicinas en el extranjero. Buenas o malas, tales son los proyectos del presidente de México, que su partido, con mayoría en la Cámara, no pudo meter a la agenda legislativa.

Hasta una antiChaira como yo puede comprender la frustración de AMLO y sus gritos a Mario Delgado. ¿Pues qué le enseñaron en el ITAM acerca de cómo fijar metas, establecer rutas para alcanzarlas y finalmente llegar a ellas?

√ Nada de eso pasó en el extraordinario, lamentó el presidente López Obrador, porque lo único que se va a aprobar es quién va a formar parte del consejo del INE.

“Eso sí los une, quién sabe por qué”, se quejó AMLO.

¿Por qué fueron así las cosas, diputado Delgado? ¿Principios democráticos? ¿Ganas de hacer méritos para irse de editor o columnista a Letras Libras, de Krauze, o a Nexos, de Aguilar Camín, al terminar su periodo como legislador? ¿Instrucciones de Marcelo Ebrard, siempre maniobrero? ¿O simple incompetencia para cumplir con un encargo facilito con esa aplastante mayoría que no se veía en la Cámara desde los tiempos de gran poder del viejo PRI?

Beltrones debe estar estirándose los cabellos y diciéndose a sí mismo: “¡Pero qué bruto! ¡Con esa mayoría yo no solo dominaba el INE, sino tiraba a Videgaray y a Osorio Chong y mismo a Peña Nieto y terminaba el sexenio como presidente sustituto! Y el PRI no habría tenido necesidad de la lana de Lozoya para comprar a los Chuchos del PRD; a Anaya, del PAN; a todos los demás”. 

Las uvas estaban verdes

En la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes explican la fábula:

√ La fábula relata que la zorra “ve un racimo de uvas y procura alcanzarlo. Luego de varios intentos fallidos, pues las uvas estaban muy altas, las desprecia y dice: ‘Están verdes’...".

√ Es la “reacción ante lo imposible”.

√ “Cuando, ante lo no realizable, la zorra se disculpa diciendo que están verdes, puede pensarse que, con ello, pretende un doble objetivo: engañar y engañarse. En primer lugar, salva la dignidad o imagen, ante los demás: engaña a los otros; y evita dar motivo de alegría no sólo a los enemigos, sino incluso a algunos ‘amigos’…”.

√ “La zorra se engaña a sí misma, pues no quiere reconocer sus limitaciones ante una realidad que, en ocasiones, constituye un obstáculo insalvable. Es un recurso para preservar lo que se llama hoy autoimagen, aunque se base en la falsedad”.

√ “La popularidad de la fábula, en su interpretación negativa, ha dejado huellas en nuestro idioma. Así, María Moliner recoge, en su diccionario, la expresión ‘están muy verdes’, que suele usarse cuando 'se comenta el que una persona pretenda que es ella la que renuncia a cierta cosa que, en realidad, no puede conseguir’…”.

√ “Pero también lo de ‘están verdes’ puede considerarse como una justificación no exenta de ironía: ante lo imposible, la zorra reconoce, con filosofía, y sin complejos, las propias limitaciones”.

Como Mario Delgado no pudo con su trabajo, es decir, las uvas estaban verdes y AMLO no se las pudo comer, el presidente de México trató de sacar ventaja de la errata política de su coordinador de diputados: así, habló de que “plural y con gente de todo tipo" el gabinete de Benito Juárez.

López Obrador en la mañanera este miércoles disertó sobre el “mejor gabinete que ha habido en la historia de México”, el del presidente Juárez, en el que “constantemente se enfrentaban liberales y conservadores o conservadores con apariencia de liberales, que ese era un grupo, otro, los liberales moderados y otro los liberales radicales, y se enfrentaban”.

En un equipo en el que peleaban todos contra todos, Juárez supo sacarles provecho. Seguramente el mismísimo Benemérito a más de uno le gritó por no hacer las cosas; digo, si de seguir con la analogía se trata...

¿Qué es para López Obrador el diputado Mario Delgado, orgullo del ITAM? ¿Liberal? ¿Conservador? ¿Conservador con apariencia de liberal? ¿Liberal moderado? ¿Liberal radical?

Lo que sea, Delgado falló. Una pena. Para Marcelo Ebrard es una pésima noticia. Ha perdido un operador en Morena porque para que la izquierda perdone al itamita quizá tendrá que hacer pronto algo tan impensable como entregar la presidencia de la Cámara de Diputados, hoy en poder del PAN, al Partido del Trabajo. ¿Será eso posible? ¡Ojalá no!