Matamos lo que amamos. Lo demás<br>no ha estado vivo nunca.<br>Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere un olvido, una ausencia; a veces menos.<br>Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia de respirar con un pulmón ajeno!<br>

Rosario Castellanos

La vacunación anticovid de las personas de la tercera edad inició ayer en 333 municipios de la república. Está siendo narrada por autoridades, comunicólogos y los mismos vacunados. Hoy de seguro habrá más testimonios.

En general se puede decir que algo bueno finalmente sucede en, esta, la Cuarta Transformación. Aisladas las quejas por no haber alcanzado vacuna. Esto, claro, de entre la población objetivo en estos momentos...

Cerca de 10,500 adultos mayores recibieron ayer la primera dosis de la panacea contra el virus tan solo en la CDMX. Esto es mucho después de semanas de nulo avance.

Por supuesto, las cábalas sobre lo que ocurrirá cuando se vacune con la segunda dosis son varias y variadas. Por el bien de todos, esperemos que todo salga de forma correcta. Seguramente habrá mejoras a la estrategia, pero ayer estuvo bien. A secas. 

Y no, antes de que abandone usted la lectura de esta columna, no me ha dado calentura ni me he convertido en súbita y ferviente admiradora de la actual administración federal. He sido honesta y congruente en mi pensar y en señalar todas los yerros y las ocurrencias de este gobierno. Son muchas. Lo seguiré haciendo.

Por ende, también es justo apuntar lo que se hace de forma correcta o al menos lo que se intenta hacer con ese propósito en mente.

Ahora bien, lo anterior no es ápice para mencionar que la gente tuvo razón en quejarse de la lentitud del proceso y lo ineficiente de las formas. Estamos hablando de personas de la tercera edad —algunas con discapacidad— que tuvieron que hacer largas colas sin sana distancia y en lugares sin ningún tipo de apoyo. Pero dado que se trataba de las vacunas, pocos fueron quienes se quejaron de algo que en otras circunstancias resultaría obvio por malo.

Eso, hasta que la cizaña no se soltó en las redes... Y en eso demos gracias a Antonio Attolini, quien compartió lo siguiente: “los fifís que están tuiteando, que les pega mucho el sol, qué hay mucha gente, que están en la calle y que les molesta esperar… buenas tardes y bienvenidos a su primer contacto con la salud pública, con el pueblo. Aquí no se les pide tarjeta de crédito para gozar de salud.”

Mucho por señalar sobre su publicación. Lo primero es lo triste que resulta que él considere que lo adecuado para un sistema de salud pública es hacer colas al rayo del sol o a la intemperie, en lugar de estar esperando en un lugar seguro y adecuado, y por un margen de tiempo adecuado. De pronto hasta olvidó que cuando él estuvo en el IMSS no seguía las indicaciones de la institución y fumaba como chacuaco dentro de las oficinas centrales, comportándose de manera desdeñosa con el mismo sistema de salud que hoy pretende defender.

Segundo, Attolini discrimina a todos los adultos mayores que estuvieron esperando por las vacunas, sin conocer su condición socioeconómica ni tampoco sus necesidades de movilidad o la debilidad que, por edad, podían soportar.

La queja no es —solo— en torno a las colas, esas ocurren hasta en los sistemas de seguridad social más avanzados del mundo. El problema en este caso es la lentitud de estas y el que la salud pública consagrada en la misma Constitución no debería estar sujeta de entrada a dar una atención de cuarta a la población. Menos hacer de esto alarde y el objetivo a alcanzar.

Y nos queda claro que esto no es solo problema de la presente administración, pero sí ha ahondado los problemas en el ámbito de la atención médica; desde el desabasto de las medicinas a la falta de doctores, enfermeras, técnicos y practicantes.

Ahora que el Estado cumple con su obligación de dar una vacuna de forma gratuita, universal, la cual no mide la razón socioeconómica de quien la recibe, un fanático de la 4T de forma ruin señala erradamente a ciertos adultos mayores, exigiendo que no se quejen.

Qué lástima que cuando algo empieza a funcionar (aunque hay ventanas de oportunidad para la mejora), una persona que busca ser representante popular y que trabajó en el sistema de salud lanza un comentario malintencionado.

¡Finalmente una cosa buena, y la empaña un miembro activo de la cuatroté!