Es más fácil reprimir el primer capricho que satisfacer a todos los que le siguen.<br>

Abraham Lincoln

Lo que empezó como un capricho de John Ackerman por poco y descarrila todo el proceso de selección, por parte de la Cámara de Diputados, de los próximos cuatro consejeros del INE que se integrarán al máximo órgano de dirección de ese instituto.

A partir de su amenaza de abandonar la reunión virtual en la que el Comité Técnico de Evaluación (del que él forma parte) filtraba los perfiles de los y las aspirantes al cargo de consejero, quedó de manifiesto su rabieta —y tal vez la de muchos miembros de Morena— por no poder imponer algunas de SUS propuestas como candidatos finalistas.

Ya en sesión de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, durante la determinación de las cuatro quintetas de candidatos y candidatas semifinalistas (de las cuales se elegirá una como finalista), el desplante se tornó en berrinche y este escaló. Inicialmente, 65 diputados de Morena, del PT y del PES emplazaron a Mario Delgado, morenista también y presidente de la JUCOPO, a usar su mayoría legislativa y desechar las quintetas en comento. Poco importaba que con ello se violaran la ley y los acuerdos alcanzados con las diferentes fuerzas políticas. No solo eso, se asomó la faceta autoritaria de Morena, para apoderarse —al mejor estilo priista— de las instituciones y aplicar su voluntad pasando sobre la de millones de ciudadanos representados en dicho órgano de gobierno que desean poder confiar en un INE autónomo.

La razón esgrimida por los 65 diputados es que las listas incluyen en su mayoría a personas “ajenas al pueblo” e “identificadas con grupos hostiles a la cuarta transformación”.

Más aún, su justificante, netamente ideológico, llegó a lo irrisorio. En una carta dirigida al legislador morenista, diputados como Gerardo Fernández Noroña, Benjamín Robles y Dolores Padierna alegaron lo siguiente: “No estimamos exagerado afirmar que en la designación acertada de los nuevos consejeros descansa uno de los pilares esenciales de sostén y viabilidad de la cuarta transformación y de la instauración de un régimen democrático al servicio del pueblo, a prueba de conspiraciones como la de la BOA o de FRENA, o de cualquier grupo reaccionario que aceche a la 4T”. ¿De verdad? Me temo que exageran y mucho. Ya sabemos que el Bloque Opositor sigue siendo solo una mera canción... y que el Frente Nacional Anti AMLO es tan solo un mal reflejo de los fanáticos de izquierda política pero en la derecha, al que por ningún motivo hay que hacerle caso...

Si aún había dudas de la imparcialidad de Ackerman, quedó claro que ganó su partidismo e, incluso, una suerte de resentimiento social a su compromiso con la democracia en México. Y ello porque prefirió postular candidatos, candidatas con un perfil meramente político —afín a la 4T, por supuesto— y no profesional de la legislación y el quehacer electoral. Demostró que la imparcialidad requerida no existió ni en él en su función, pero tampoco en los 65 diputados que en su momento solicitaban renovar todo el proceso de elección de las quintetas.

Ya están conformadas las listas de finalistas, pero todavía cabe la posibilidad de que, como secuela de lo descrito anteriormente, si el miércoles los diputados no arriban a una decisión, la elección de los cuatro nuevos consejeros, consejeras del INE termine siendo resuelta por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Hasta el momento de escribir estas líneas, afortunadamente Delgado se había mantenido firme en las quintetas ya votadas y en continuar el proceso a partir de ellas en el pleno. Si bien, al no contar con el apoyo de todas las diputaciones de Morena, tendrá que buscar a las bancadas del PAN, PVEM, MC y PRI para lograr la mayoría calificada.

Ojalá que no tiren las quintetas como desea aquel grupo de reaccionarios (y es que finalmente a eso se ha reducido el PT y parte de Morena en San Lázaro al abandonar su servicio por la construcción de la democracia). Un grupo que se separó en una votación del talante democrático de la alianza gobernante que tenía que haber demostrado.

Terminemos este escrito, no obstante, con una nota positiva: en todo este asunto, lo mejor lo ha dado la ciudadanía, la cual, a través de todos los medios disponibles, ha pugnado por que los diputados no cejaran en su empeño en favor del INE ni en su defensa de la ley.

Los berrinches, si no se paran a tiempo, usualmente tienen consecuencias. Ojalá que este al menos deje una buena lección para el país.