“La ciencia son hechos; de la misma manera que las casas están hechas de piedras, la ciencia está hecha de hechos. Pero un montón de piedras no es una casa y una colección de hechos no es necesariamente ciencia.”<br>

Henri Poincaré

“Toda obra de ciencia... proporciona alguna ejemplificación del razonamiento de la época en que fue escrita.”<br>

Charles Sanders Pierce

Cuando arribó la pandemia de covid a México, la Dra. María Elena Álvarez Buylla, directora del Conacyt, prometió que a través del Consejo se fabricarían respiradores para los hospitales públicos de nuestro país.

A mediados de julio se presentaron en la mañanera las propuestas “ideadas”. Fueron los ventiladores modelos Ehécatl 4T y Gätsi, y Álvarez-Buylla dijo que con esto nacía “una nueva industria nacional para salvar vidas”.

No aclaró, naturalmente, que dichos respiradores se producirían en fábricas que solo estaban temporalmente reconvertidas para hacer los mismos y que, una vez que la emergencia pasara, dichas usinas volverían a su fabricación anterior.

En este entonces se prometió construir al menos 500 de un modelo y la misma cantidad del otro, sin olvidar que se pavoneó como tecnología mexicana cuando en realidad están basados en los planos que el MIT puso al conocimiento de Conacyt. Total, que ni diseño original ni tecnología de punta y, a final de cuentas, usando la ciencia neoliberal y fifí tan denostada por la cabeza del Consejo Nacional y toda la Cuarta Transformación.

Hasta hace un mes se habían entregado 250 ventiladores, de los cuales, la gran mayoría fueron a parar a Veracruz. ¿Funcionan? Ni idea; no se rinde cuentas de ello.

En todo caso, de los mil respiradores prometidos, solo una cuarta parte se han entregado.

Ahora, ante el anuncio realizado –también en conferencia de prensa de Presidencia- de que el Conacyt desarrollará su propia vacuna anticovid, las preguntas serias no cesan (yo no se diga el chacoteo en redes); empezando por inquirir sobre lo que pasó con el resto de los ventiladores comprometidos.

¿Por qué celebrar el anuncio de que se comenzará a generar una vacuna en lugar de esperar, mejor, como todas las farmacéuticas del mundo, a comunicar —ahí sí con bombo y platillos— que ya se han logrado avances o, mejor aún, el diseño de una vacuna exitosa?

Pero, suponiendo que se llegara a desarrollar tal vacuna, ¿de qué fecha estamos hablando? Las vacunas ya existen (y ya han sido aprobadas por las instancias de salubridad más autorizadas del planeta), y se tardó casi un año en llegar a ellas, y eso que se adivina que fue en un tiempo mucho más corto que cualquier otro periodo de investigación y producción en la historia de la humanidad.

Así, ¿cuánto tiempo tardaría en desarrollar una opción el Conacyt?, particularmente en un año que el presupuesto federal presenta el menor monto para la investigación, lo cual incluye los recortes a todos los investigadores en universidades que recibían un estipendio por ser parte del SNI.

Por ello, y dados otros antecedentes de Álvarez-Buylla, más valdría tomar este anuncio sencillamente como franca politiquera (AMLO dixit), más que un compromiso con la ciencia y con la salud de los mexicanos (digo, por aquello de que López Obrador dijo que las vacunas anticovid —desarrolladas nacionalmente o compradas, para el caso da igual— solo las distribuirá el gobierno federal, pues no quiere que queden en manos de politiqueros y la utilicen con otros fines).

Lógico, entonces también, que después de ese anuncio por parte del presidente AMLO, los gobernadores de la Alianza Federalista aceptaron que solo el gobierno federal las compre y distribuya, pero al mismo tiempo pidieron que hubiera una transparencia en el uso y distribución de las mismas.

López Obrador aseguró a los ciudadanos de los estados cuyos gobernadores son parte de la Alianza Federalista (“que están contra nosotros”) que su gobierno actuaría, como siempre, de manera responsable.

Con todo respeto, como también diría el mandatario, si el modelo a seguir es lo que ha sucedido con los medicamentos oncológicos en esta administración, ya nos podemos imaginar cuál será el porcentaje de la población que no recibirá la vacuna.

Pero ahora que la Alianza Federalista pide transparencia en la compra y distribución de las vacunas y que acepta sea el gobierno federal quien las reparta, ¿cuál será el pretexto para no hacer todo el trabajo? Y más: ¿qué nuevo adjetivo nos endilgarán cuando exijamos que la vacunación anticovid no se use como incentivo en las elecciones?

Mientras todo esto sucede, la propuesta del Conacyt para apoyar a los médicos recién egresados de nuestro país es dar 1000 becas para que vayan a continuar sus estudios a... Cuba. Poco importa cuales sean los mejores lugares para adquirir práctica y conocimientos o dónde deseen hacerlo los nóveles galenos mexicanos, la única opción del Consejo es esa isla.

En el anverso de esta moneda tenemos que nuevamente 500 médicos cubanos llegan a México para atender a enfermos de covid; eso, en lugar de contratar a doctores mexicanos...

Los extranjeros serán hospedados en buenos hoteles de la capital, mientras los doctores y enfermeras mexicanos seguirán alojándose o en sus casas o en Los Pinos, compartiendo habitaciones, baños, etcétera. Y es que en la 4T sin duda hay favoritos, lástima que estos no sean mexicanos.