Detrás de un gran hombre hay una gran mujer...<br>
Dicho popular
... Y si además es hermosa, inteligente, leal, trabajadora, pues ya la hizo... el hombre.<br>
Dicho remasterizado
En los cuarteles centrales de las distintas campañas es un secreto a voces que abogados electorales de algunos partidos (PAN, PRD, Morena, PT, PVEM) analizan presentar una denuncia contra Samuel García, candidato a la gubernatura de Nuevo León por MC, argumentando que este ha rebasado ya —y por bastante— sus topes de gastos de campaña. ¿Por qué?
Resulta que la esposa del senador con licencia, la influyente Mariana Rodríguez, es dueña de una empresa que cobra por cada tuit de ella o por cada historia que sube a Instagram. Algo así como 40 mil pesos por video (esa es la tarifa publicada, no digo que sea lo que le paguen).
Por ello, ahora los competidores de Samuel quieren que todas las intervenciones, mensajes, videos que ella hace para su marido (esto es, apareciendo CON o hablando DE él), y que son un montón, se contabilicen como gastos de campaña del abanderado de Movimiento Ciudadano.
Son muchas las historias y tuits al día, en lo que va de precampaña y campaña, en que ella ha participado. Y también es mucha la urgencia de Clara Luz Flores (Morena-PT-PVEM) y su equipo de detener y revertir su caída en las intenciones del voto en la entidad, así como la de Adrián de la Garza (PRI-PRD) de sellar su triunfo. Vaya, hasta Fernando Larrazabal (PAN; cuarto lugar en las preferencias electorales) cree poder capitalizar algo producto de una posible sanción a García.
El hecho es que, de concretarse dichas imputaciones, ello llevaría a Samuel a rebasar invariablemente los topes de gastos de campaña, lo que le pondría fuera de la contienda.
Esto sin duda generaría todo un embrollo jurídico porque, puede argumentarse, la conocida mujer tiene derecho a apoyar a su marido, ¿o no? Y ya tendremos, nuevamente, como en el caso de Guerrero o Michoacán, al INE y al Trife obligados a pronunciar la última palabra...
En todo caso, la denuncia viene fuerte y el chisme es que, dado que Morena no quiere dar la cara ni llevarse la autoría de esta maniobra, busca que otro partido lo haga.
Estimados lectores: ese es el gran problema de Samuel García en estos momentos, no las supuestas acusaciones de lavado de dinero o de expedición de falsas facturas que se mencionan. Para eso ya habrá tiempo, después del 6 de junio, de ver si la UIF de Hacienda procede o no con averiguaciones y denuncias en forma.
Vale la pena notar otra cosa en todo este asunto: el gran poder de la pareja sentimental (de la fémina Mariana Rodríguez en este caso). ¡Lo que son las cosas! Mariana es hoy para Samuel lo que fue —guardadas las proporciones— Angélica Rivera hace unos años para Enrique Peña Nieto: una celebridad muy influyente que cobraba por aparición. Que, no obstante, al casarse con el candidato no le cobró a su marido, por lo que ni las autoridades ni la competencia electoral pensaron nunca en contabilizarlo como gastos de campaña.
Si al jugar semejante carta se equivoca Morena, que es el principal partido detrás de esta nueva noción de contabilidad —de eso no hay duda, aunque no dé la cara—, lo que ocurrirá es que no le quitarán a Samuel la candidatura y solo lo victimizarán. Y ya sabemos cómo termina eso: con un crecimiento importante del contendiente atacado.
Mismo si se le llegara a quitar la candidatura al abanderado de MC, además de muchos electores neoleoneses enojados, el efecto Mariana terminaría beneficiando más a Adrián y/o a Larrazabal que a Clara Luz.
A todos los contendientes y partidos de tan regio estado más les valdrá anticipar esto y tomar cartas en el asunto. Parece un tema nimio, pero la verdad es que dado que el protagonismo y el espectáculo han cobrado un valor muy alto en la política, algo tan pequeño se ha vuelto un elemento central de esta actividad.
Por lo pronto, les espera mucha chamba a Dante Delgado y a Clemente Castañeda para defender y sortear el punto.