Lo que empieza en coraje (enojo) termina en vergüenza.<br>
Benjamín Franklin
Como parte de una demostración de fuerza de piratas informáticos desplegada ayer, que violaron algunas de las cuentas más destacadas de Twitter, entre ellas las de Joseph R. Biden Jr., Barack Obama, Bill Gates y Elon Musk, seguramente también se vio afectada la del presidente AMLO.
Y es que eso estaría explicando el comentario “Bendito coraje” —y carta que le sigue— en la cuenta del mandatario en reacción al desplegado de investigadores, académicos, periodistas, escritores, analistas y ciudadanos en general que apareció en prensa y que alertan sobre los riesgos, supuestamente autoritarios, que representa el gobierno federal, que a su vez representó un esfuerzo —muy pobre, creo yo— de emular a la carta publicada hace unos días en Harper’s Magazine de 153 escritores y artistas muy renombrados a nivel mundial al respecto de la falta tolerancia, justicia y debate abierto particularmente en los EEUU.
Pero en todo caso correspondería a la población y no al titular del ejecutivo determinar si es de dar “pena ajena su argumento de que buscan construir una alianza con miras a las elecciones de 2021 para obtener la mayoría”, como dijo. ¿O no?
No solo eso, López Obrador asegura que Emilio Lozoya, ex director de Pemex, viene a México a presentar pruebas y a explicar cómo se lograban los contrapesos político-electorales que, acusa, pretenden recobrar los “intelectuales orgánicos” firmantes. Más le vale que, por el bien de la justicia mexicana —ya no se diga de su fuerza electoral de cara a las elecciones intermedias del próximo año— AMLO pruebe sin lugar a dudas que las personalidades que firman el desplegado se beneficiaron de las aparentes corruptelas en Pemex y de otros esquemas de esa naturaleza, y que efectivamente Emilio Lozoya venga cargado de evidencias irrefutables en la materia, porque de lo contrario los de la 4T (presidente incluido) quedarán de nuevo como simples habladores y amedrentadores profesionales de las disidencias políticas en México.
"...es absolutamente legítimo que exista una oposición al Gobierno que represento... en 2021 el pueblo decidirá libremente sobre su destino", acota el ejecutivo federal al final de su escrito. Creo yo, sin embargo, que ni tan libremente ni —por lo visto a sus ojos— tan legítimo, puesto que el presidente López Obrador ha decidido ya desde ahora ejercer un peso desmedido y que no le corresponde desde la máxima palestra gubernamental... AMLO confirma, pues, los tintes autoritarios de los que nos advierten los periodistas y escritores firmantes del desplegado en cuestión.
Ya la historia juzgará y comparará con otros regímenes que le antecedieron los niveles de impunidad, corrupción, despilfarro, nepotismo, violencia y deshonestidad alcanzados durante su administración. Ciertamente los augurios no son nada halagüeños para la izquierda “democrática”.
Mientras tanto, opino que, al igual que en su momento AMLO cambió de parecer sobre el papel de las benditas redes sociales, a lo que hoy el mandatario se refiere en realidad es al maldito coraje que todo esto le está provocando.