Ya el temor me muestra el desengaño,<br>si el gusto del engaño consintiera<br>que apartarme pudiera de mi daño.<br>Mas el mayor engaño, ¡ay, suerte fiera!,<br>es que aunque claro viera que era engaño, por un bien tan extraño el mal quisiera.<br>

Gutiérrez de Cetina

Visión triunfalista. ¿Medidas? Nada nuevo

Innecesario, por decir lo menos, dedicar una hora este domingo a hacer una recapitulación de las acciones llevadas a cabo por el gobierno federal durante el pasado trimestre; sobre todo porque dedica dos horas diarias en sus mañaneras a machacarnos precisamente eso. En otras palabras, lo que anunció hoy ya lo conocíamos desde cuándo.

En estos momentos en que hay enorme zozobra por los estragos que ya está generando el COVID-19, la población requería (y merecía) al menos un giro en la forma de comunicar por parte de la Presidencia de la República

Pero no. Oímos, en cambio, que en materia de Salud, ¡México ya se encontraba listo para enfrentar a la epidemia desde antes de que apareciera! ¿En qué estaba pensando López Obrador cuando dijo que desde diciembre el gobierno federal ya había concientizado a la población sobre no saturar hospitales?

Insistió en presumir que el país cuenta con la orientación de “sabios” para conducir la estrategia, pero siendo más importante, claro está, su honestidad. Y de allí que México se encuentre entre los países que más bajo número de contagios y muertes por el COVID tiene. Evidentemente no menciona que eso obedece a que nuestro país ocupa el último lugar en número de pruebas de detección del virus practicadas.

Beneficios... para su clientela

¿Primero los pobres? 22 millones de beneficiarios vía programas sociales federales y 2 millones de créditos a la vivienda para el sector formal... e informal (no podía faltar). Financiados con dinero que se obtiene de los impuestos que los contribuyentes (personas físicas y morales) pagamos; los mismos entes que ya comienzan a sentirse estrangulados, asfixiados, a pesar de que solo estamos apenas a principios de abril. Programas que se financiarán en parte con 35 mil millones de pesos tomados del ISSSTE (de las contribuciones de los burócratas); aquellos a quienes, a cambio de su trabajo, lealtad y aportaciones, les reducirá —aún más— el sueldo y les eliminará el pago de su aguinaldo. Eso sí, algunos recibirán créditos (prestamos con intereses) que oscilarán entre la friolera de los 20 y los 56 mil pesos. 

¿Para el sector productivo? El compromiso de devolverles el IVA con prontitud (lo que es de hecho una obligación del SAT). Pero para que no se pasen de abusivos, les anuncia que ya no habrá gastos gubernamentales de contratación de proveedores (entiéndase empresarios) y obras públicas (empresas).

Eso sí, en nueve meses se crearan dos millones de nuevos empleos. ¿En qué se basa López Obrador para afirmar lo anterior? En su optimismo. Eso basta y sobra, ¿que no? 

Y no podía faltar una estocada final contra los medios de comunicación: la 4T les devuelve los espacios oficiales de radio y tv, pero reducirá su gasto en publicidad. ¿En plena crisis económica qué venderán, entonces, dichos medios? 

Sépanse todos engañados 

Las cosas por su nombre: AMLO está proponiendo mantener (ahondar, lo que es peor) sus malas políticas (rescatar a Pemex con dinero público / reduciendo su carga fiscal por 65 mil millones de pesos adicionales), sus nada rentables proyectos (Dos Bocas, Santa Lucía, Tren May) y las recetas que llevan año y medio causando estragos. Un puñado —hasta inconexo, por cierto— de acciones pro cíclicas que solo agravarán lo que ya de por sí sucede en el país. Por supuesto, los pocos aspectos sustantivos que podrían atenuar los trancazos, como es el anuncio del programa de inversión en el sector energético, pueden esperar una semana más. ¡Faltaba más!

Para los bancos y los empresarios un burlón agradecimiento y la velada amenaza que se asoma nuevamente. 

Mientras tanto, el patrimonio de México —y con él su destino— seguirá siendo rifado (sí, literalmente). La 4T desmonta y subasta “un ladrillo” de México a la vez; pronto no tendremos casa a la que llamar nuestra patria. 

Sin embargo, como el propio presidente dijo al concluir su “informe”: precisamente para eso votaron millones de mexicanos. Así que no se vale decirse sorprendidos... Y prepárense, porque ahora sí queda establecido que nada ni nadie hará que el presidente reconsidere o recapacite.