Es mejor deber dinero y no favores.<br>
Dicho popular
Menuda broma. Nicolás Maduro anunció “una alianza estratégica” para proveer gas natural a México. Deja de lado que, en su país, muchos venezolanos cocinan con leña ante su incapacidad de asegurarles, desde ya hace bastante rato, el suministro del gas. No solo eso, en el mismo evento donde mencionó que ambos países deberían hacer una alianza, firmó un decreto que extiende por un año la emergencia energética en su país...
Para no variar, aquí en México, la izquierda no entiende la inviabilidad de tal propuesta. Han dicho sus periodistas que "en una de esas, Venezuela no solo puede dar gas a México, sino también a Estados Unidos, responsable de su bloqueo”. Esto, en el mejor de los casos, cae en la categoría de los buenos deseos surgidos de la ideología. La realidad es muy distinta.
El verdadero responsable del “bloqueo” permanente que vive el desarrollo de aquel país se llama Nicolás y se apellida Maduro. Con este aplica la de ‘farol de la calle, oscuridad de su casa’. Y el rotativo olvida que el mejor modelo a seguir para mejorar la CFE o la misma PEMEX NO se encuentra en Venezuela pues allá, teniendo yacimientos ricos en petróleo, han logrado quebrar a Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA).
Pero la mentira continúa en el ofrecimiento de Maduro: Venezuela no cuenta con las terminales de gas natural licuado para poder transportar el combustible; ergo, imposible de que nos lo envíen (menos aún que se lo envíen a EEUU).
Poco importarían sus ofrecimientos, cuando sabemos que valen menos que la paja —o la leña— que usan sus connacionales para calentar sus hogares. Sin embargo, los mismos son dardos envenenados. No contra la 4T, con quien comparten sus propuestas ideológicas, sus cariños por Evo Morales y errores garrafales que sufren sus respectivas poblaciones. La propuesta va emponzoñada porque si el gobierno federal o Pemex decidiera firmar o anunciar su voluntad de rubricar cualquier tipo de pacto con Venezuela, correríamos el riesgo de ser sancionados por nuestro principal socio comercial.
Sobre advertencia no hay engaño. Estados Unidos tiene por consigna —no necesariamente democrática, eso que ni qué— que todo país que firme algún acuerdo con la bolivariana nación o tenga comercio con ella, sufrirá sanciones.
Pero supongamos por un momento que Venezuela pudiera enviar su gas natural a México. ¿La administración lopezobradorista sabe —y comunicaría a la población mexicana— que si bien dicho país es el sexto productor de gas natural de los miembros de la OPEP, su producto tiene un alto porcentaje de impurezas, lo cual supone procesarlo antes de utilizarlo y que eso elevaría su costo?
No solo eso, suponiendo que el envío fuera por mar, el costo final sería alto ya que ninguno de los dos países cuenta con los barcos para transportar el gas líquido y viajar hasta Manzanillo o Altamira (las dos únicas terminales disponibles para recibir gas natural licuado). Además, la capacidad de almacenamiento en estos depósitos no cubre más del 4 o 5% del consumo nacional, lo que haría que el costo del gas para México terminara siendo exorbitante.
Y mismo en el supuesto de que nos lo dieran de forma totalmente gratuita, el costo de tener ese gas sería inconmensurable en otros rubros... Antes de que López Obrador agradezca al “hermano bolivariano”, escuchador de pajaritos (un mandatario los escucha y el otro se cansa como uno), antes de que se ofrezca a llevar una muestra del programa de árboles frutales a Venezuela, antes de que se le ocurra otorgar dinero a Maduro en lugar de usarlo para todas las necesidades que tenemos en México, el mandatario mexicano debe de pensar en las consecuencias que tendrían este tipo de actos.
Un acercamiento de esta naturaleza con Venezuela, con cualquier propuesta de convenio, independientemente de la ideología, puede acarrear más problemas a nuestro país que la palabrería vacua del presidente venezolano. Es preferible que el presidente López Obrador limite la demagogia a simplemente decir que la CFE garantizará que no habrá apagones: “ahora se está manejando con mucha eficiencia y honradez el sector energético. Antes, con el periodo neoliberal, solo importaban los negocios, ahora se garantizará que no haya más apagones ni que aumenten los precios, a pesar de la escasez de gas”.
La simulación propuesta por Maduro es fatal para México, por lo cual lo único que corresponde decir es: ‘gracias, pero no gracias. Para esos desaseos, ¡mejor seguir dependiendo de Texas!’