Pues sepan carrancistas y huertistas, que estoy con Villa y con Zapata y con Genovevo de la O., y con todos los pobres que no se someten a la injusticia y que no presentan las espaldas al látigo de los dictadores, que me enorgullezco de ello; que me entristece que mis inescrupulosos enemigos, siendo mexicanos, no aborrezcan el látigo del amo y vayan poco a poco, mendigando, el arrimo y el derecho a lamer las botas del dictador<br>
General Felipe Angeles
Nos sentimos agraviados como mexicanos y ofendidos como soldados<br><br>
General Carlos Gaytán
“El ejército mexicano, la institución mejor evaluada”<br>
Encuesta del CIDE
Lealtad
Retomo a modo de título la Rayuela de ayer de La Jornada, rotativo que publicó las duras palabras pronunciadas por el general Gaytán hace ya una semana. Al respecto, no escapa decir que existe en nuestro país, salvo contadas excepciones, una deuda histórica con el ejército.
Ante cualquier desgracia natural, las primeras en acudir en auxilio son las fuerzas armadas. Eso sin contar la infinidad de veces, particularmente en tiempos modernos, que han tenido que capturar a delincuentes y combatir el crimen organizado.
¿Lealtad? Desde el golpe de Estado dado por Victoriano Huerta, no se ha vuelto a tener una asonada por parte del ejército; ha defendido cívica y militarmente a nuestra patria.
Historia reciente
El ejército es uno de los elementos más vapuleados y peor remunerados de la administración pública federal. Adicionalmente, su identidad ha sido trastocada en diversas ocasiones: Calderón los sacó de sus cuarteles, Peña Nieto los mantuvo fuera, mientras que López Obrador —quien les prometió su reinserción a la vida castrense— optó por crear la Guardia Nacional en su seno.
La relación entre el ejército y López Obrador ha tenido sus altibajos. Si bien en general, ya como gobernante, AMLO ha pronunciado palabras de apoyo para los militares, ello no siempre se ha visto convertido en hechos. Basta de ejemplo la inacción impuesta a los mismos cuando pudieron haber evitado la tragedia ligada al huachicol, en Hidalgo. Los militares llegaron a tiempo para evitar los acontecimientos, alertaron del peligro latente y la instrucción fue un “no se muevan”.
Ese desprecio a su función y los cuestionamientos de que son objeto por parte de la sociedad se han repetido en otros puntos de la geografía nacional. “El pueblo bueno” ya sabe que los militares tienen instrucción de no tocarles, por lo que no pocas veces abusan de ellos verbal y físicamente.
17 de octubre. ¡No se olvida!
Así, hay muchos agravios cometidos contra el ejército en lo que va del correr de los sexenios; poco se ha hecho por comprender a las fuerzas armadas. Uno de ellos, el acontecido en Culiacán este pasado 17 de octubre, cuando los uniformados quedaron rodeados en la plaza sin ninguna seguridad externa. Lo que es peor, los delincuentes tomaron sus instalaciones y existió la amenaza de que estos quemarían a sus familias si no entregaban a Ovidio Guzmán.
Con más de siete versiones oficiales, los sospechosos actuando flagrantemente y una instrucción de soltar a quien se había capturado, el ejército se encuentra alicaído, por decir lo menos.
Desayuno incómodo
El 22 de octubre, en un desayuno militar, encabezado por el general Luis Cresencio Sandoval González, secretario de la Defensa Nacional, el general Carlos Gaytán Ochoa habló de su sentir sobre lo que pasa en México.
No pensemos que fue una acción personal de protesta (los militares tienen una disciplina castrense a tal grado que no dirían nada que pudiera vulnerar la cohesión de las fuerzas armadas de nuestro país). Es un discurso que se debe leer –y entender- desde la incomprensión sufrida por los militares y como un urgente llamado de atención al ejecutivo federal.
Gaytán dijo: “… la sociedad está polarizada políticamente porque la ideología dominante, que no mayoritaria, se basa en corrientes pretendidamente de izquierda que acumularon durante años gran resentimiento, y afirmo que los frágiles contrapesos existentes han permitido un fortalecimiento del ejecutivo que propicia decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad.” Vale la pena leer toda la alocución brindada por el General Gaytán.
Lo que se ha dado a conocer
Llama la atención que, de un desayuno de militares para militares, el discurso se haya “filtrado” en su totalidad a la prensa. También es curIoso que ni la Sedena ni el mismísimo general Sandoval, haya hecho un deslinde o marcado distancia de la disertación de Gaytán. Y lo que más llama la atención es que ayer cuando se publicó, el presidente no comentara nada al respecto.
En su alocución, el general Gaytán refrendó su apoyo para el titular de la defensa, diciendo: “el alto mando sostiene hoy sobre sus espaldas la muy alta responsabilidad de mantener cohesionado al país, de coadyuvar a su pacificación a la brevedad posible, de hacerlo todo con el menor costo social y la mayor eficacia”. Es increíble que mejor un militar entienda la necesidad de cohesionar a la nación, con el menor costo social, que el ejecutivo federal.
¡Por el honor de México! (lema del Colegio Militar)
En todas las versiones oficiales de lo que sucedió en Sinaloa, el único que aceptó la culpa del desaguisado fue el general Luis Crescencio Sandoval. Mantuvo el honor y tuvo el valor de no buscar culpables ajenos o subterfugios. Demostró el alto grado de responsabilidad y lealtad a nuestra patria al no levantar acusaciones contra otros miembros del gobierno y en lugar de culpar a otros, ni siquiera al ejército, asumió la responsabilidad absoluta de los errores. Afortunadamente, nadie le creyó. Las culpas son compartidas y al menos los involucrados deberían tener el valor del general Sandoval para aceptar su parte.
Siempre leales (lema del ejército)
El discurso del general Gaytán, leído y compartido con la aquiescencia del general Sandoval es un elegante signo de lealtad y disciplina ante la patria. Es un llamado urgente al presidente de cambiar de estrategia. Ojalá así lo entienda López Obrador. Necesitamos estar cohesionados cómo país, requerimos que se respete a la ciudadanía y a las instituciones públicas que hoy se encuentran en la indefensión.
La lealtad se construye cada día, demostrando con hechos, ese compromiso con nuestra patria. Los generales han hablado, demostrando su lealtad hacia el país y el presidente. Es momento —antes que sea tarde— de que la respuesta del ejecutivo federal sea recíproca. Recíproca en esa lealtad.