Casualmente el periódico El Universal  ha publicado sendas entrevistas con políticos venidos en desgracia, empezaron con el villano favorito Carlos Salinas, para continuar con el gigoló empresario Carlos Ahumada, finalizando con el prócer de la decencia, la honradez y la inocencia, el multifacético panista Federico Doring; constituyendo una coincidencia política irrefutable porque los tres representan un episodio histórico en el cual se reafirmó la profunda corrupción que constituye la verdadera estructura orgánica que da forma a nuestra clase política.

El trabajo del mencionado periódico no es posible desconectarlo de los más recientes acontecimientos que han cimbrado a nuestra nación; por ejemplo las pretendidas reformas estructurales que este gobierno mexiquense ha querido cristalizar a costa de todo, por lo que se ha visto, no ha sido del agrado de muchos que indudablemente no han sido beneficiados con esta pretensión modificatoria, mostrando el lado amargo de los ricos y poderosos excluidos.

Pero también existen elementos que han venido a trastocar el supuesto orden establecido priista, a veinte años de la muerte de Luis Donaldo Colosio, se abre una amplia avenida para reexaminar a los principales protagonistas de tan escandaloso magnicidio; a pesar de que tengamos las versiones oficiales acerca de los responsables de la muerte del excandidato priista, la condena popular no deja de señalar en otro sentido, precisamente porque donde se apriete un poquito brota un chorro de pus , debido a que la credibilidad de nuestras autoridades es nula y aun así los principales actores se aferran a su versión de los hechos y jamás retrocederán un milímetro de su posición.

Ahora y después del gran golpe mediático conseguido por el priismo a través del fantástico arresto del célebre Chapo Guzmán, se da otro escándalo monumental con el caso de la empresa Oceanográfica, la cual supuestamente defraudó a Banamex la increíble cantidad (por corta) de 500 millones de dólares; pero eso sí tratando de exculpar a los hijos de doña Martita del caso a como dé lugar.

Entonces tenemos una conjunción de héroes priistas bastante rica y mitológica: Salinas nunca convocó a nadie para complotar en contra de nadie.

Ahumada solo pecó de palabra con Rosario Robles, jamás la tocó y menos la deseó, su amor fue platónico, eso ocasionó que él se comportara como lo hizo, convocado por oscuros personajes solo contribuyó a prestar los videos porque su limpia conciencia así se lo ordenaba.

El caso del incólume Federico Doring es extremo, constituye eso sí material para ser tratado en un capítulo de La Rosa de Guadalupe, o de perdida que la señorita Laura le dé otro espacio, porque está en juego su pureza panista, según él su comportamiento es decente y honrado, ya que no recibió ningún beneficio por los servicios que le prestó a la patria; ahora resulta que Doring tampoco sabía nada de ningún complot.

Excelente trabajo del periodicazo, esto nos demuestra la profunda miseria humana que pervive en nuestra acaudalada clase política y empresarial, sin dejar de tomar en cuenta que esta exhibición de profundo cinismo solo se suma a la tragicomedia que vivimos como sociedad oprimida y sin esperanza.

Con todos esto graves escándalos protagonizados por nuestros muertos vivientes, nunca pasó nada ni pasará, porque parafraseando al genial Salinas “todo es política ficción”.