La detención del General Salvador Cienfuegos Zepeda, es sin lugar a dudas el golpe más contundente propinado por nuestro vecino del norte a un gobierno mexicano en los últimos años, y habrá que leer con atención los no pocos mensajes que contiene dicha acción ejecutada por la DEA bajo la égida de la Casa Blanca. El mérito en el arresto de quien fuera el Secretario de la Defensa Nacional (SEDENA) en el sexenio de Enrique Peña Nieto, es completamente del gobierno estadounidense y nada ha tenido qué ver ni Andrés Manuel López Obrador ni su gobierno, que para su mayor vergüenza, ni enterados estaban de que existía una investigación en curso.

Como bien lo reconoció el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su conferencia mañanera de este viernes, se trata de un hecho inédito el que un ex jefe del Ejército mexicano haya sido detenido en Estados Unidos acusado presuntamente de narcotráfico.

Lo que no deja de llamar la atención, es que la acción emprendida por el gobierno norteamericano, que sorprendió a todos la noche de ayer cuando el canciller Marcelo Ebrard dio a conocer la noticia a través de Twitter, es que el propio presidente de la República fuese enterado prácticamente al mismo tiempo que el resto de los mexicanos; es decir, que ni su amigo Donald Trump ni alguna otra autoridad norteamericana tuvieron la cortesía o el respeto de notificarle que se estaba investigando al señalado militar.

El hecho de que López Obrador se enterara de la detención después de que esta fue ejecutada, causa cierta morbosidad, toda vez que acaso debamos entender que ni las autoridades ni las agencias de seguridad del país vecino pudieron confiar en el gobierno de AMLO, llámese El

Ejecutivo, la cancillería, las fuerzas militares o de Seguridad Nacional. Y si ya bien sabemos que el presidente López no lo verá como una afrenta a su gobierno, la lectura que se debe hacer es esa, por más que se pretenda hacer ver de otra manera.

No sabemos si el hecho de que el propio presidente reconociera hace algunos meses atrás que ordenó la liberación de Ovidio Guzmán, hijo de “El Chapo”, fuese motivo para que se evitara comunicarle que se investigaba a Cienfuegos. Quizá también influyó aquella imagen en la que AMLO se acerca a saludar de mano a la mamá del mencionado narcotraficante que purga condena perpetua en la Unión Americana, o incluso que tras la extradición de España a México de Emilio Lozoya, hubiese negociado su libertad como testigo protegido.

Tampoco se puede descartar que, dado que el general Cienfuegos fue encargado de promover y entregar sus estrellas a bastantes altos mandos militares, se temiese que más de alguno de ellos lo habría alertado de haber estado enterados de que la agencia antidrogas estaba tras sus pasos. Y es que, es de todos conocido que a diferencia de La Marina -donde ha habido cambios constantes-, en el caso de la SEDENA es el mismo grupo el que ha mantenido la batuta por años y se trata de un pelotón que tiene lazos estrechos y se arropan mutuamente.

De hecho, el mismo Cresencio Sandoval, actual Secretario de la Defensa Nacional, se desempeñó como Jefe de Operaciones bajo el mando de Cienfuegos, de ahí que tampoco haya sido notificado, siendo que podía haber dado el pitazo a quien fue su superior.

El caso es que a López Obrador no le ha quedado más que anunciar en la mañanera que a las 14:30 horas, tiempo de Estados Unidos, se conocerían los motivos por los que el presidente Trump ordenó la detención del ex titular de la SEDENA.

De acuerdo con información de Proceso, la detención “es resultado de una investigación de corrupción por narcotráfico que desde hace unos años venía llevando a cabo el Departamento de Justicia”.

“Bajo el título “Operación Padrino”, la investigación del gobierno estadunidense data de por lo menos hace diez años, antes de que Cienfuegos asumiera como titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), de acuerdo con fuentes fidedignas del Departamento de Justicia que habían narrado la pesquisa a Proceso.

De acuerdo con la narración que los fiscales generales hicieron a Proceso hace meses y a un periódico de circulación nacional de Estados Unidos, la DEA investigaba al general en retiro por supuestos nexos con la agrupación delictiva de los hermanos Beltrán Leyva, que controlaban el tráfico de estupefacientes en el estado de Guerrero y Morelos”.

En su comunicación más reciente, este mediodía, el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, escribió en Twitter:

“Desde Los Angeles la Cónsul , Marcela Celorio, reporta : la audiencia será a las 14:30 (16:30 hora de CDMX) se estima será trasladado el Gral Cienfuegos a Nueva York, su abogado llega en unas horas desde México, son 5 cargos relativos a narcotráfico los que se le imputan”.

El general Salvador Cienfuegos Zepeda, inició su carrera militar a los 15 años en el Heroico Colegio Militar, obtuvo el grado académico de Maestro en Administración Militar para la Seguridad y la Defensa Nacional. Destacó como General de División y fue comandante de la primera, quinta y séptima Región Militar. Es decir, estuvo presente en Jalisco, Colima, Nayarit, Zacatecas y Aguascalientes en la quinta; Distrito Federal, Estado de México, Hidalgo y Morelos en lo que corresponde a la primera región y por último en Tabasco y Chiapas. Fue el titular de la Sedena durante el sexenio que encabezó el presidente de México, Enrique Peña Nieto. Antes, ocupó el cargo de oficial mayor de esta secretaría durante el Gobierno del Presidente, Felipe Calderón.

Tras su detención, el general Cienfuegos se une ahora a la lista de ex funcionarios detenidos en Estados Unidos en los últimos meses que incluye a Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública en el gobierno del presidente Felipe Calderón y a César Duarte, exgobernador de Chihuahua, capturado hace unos meses.

Pero la detención del ex secretario de la Defensa Nacional, en el Aeropuerto de Los Ángeles, California, nos ha traído a la memoria una detención no menos impactante tratándose de las Fuerzas Armadas de nuestro país, como fue la del General Jesus Gutierrez Rebollo, aunque esta ocurrió en territorio mexicano por órdenes del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León en 1997.

Eran los tiempos de la certificación antidrogas que, anualmente, Estados Unidos (EEUU) se daba el lujo de imponer al gobierno de México. Durante los siete años al frente de la Región Militar -que incluye los estados de Jalisco, Zacatecas, Colima, Sinaloa y Aguascalientes-, Gutiérrez Rebollo consiguió en junio de 1995 la captura de Héctor, El Güero, Palma; en mayo de 1996 la aprehensión del colombiano Iván Taborda; y en agosto de 1996 la detención de los hermanos Lupercio Serratos. Todos ellos eran narcotraficantes rivales del cártel de Juárez.

James Jones, el entonces embajador de EEUU en México estaba complacido. El presidente mexicano también, por eso lo designó al frente del INCD y se convirtió en el zar antidrogas. Apenas dos meses después, empezó la caída. Una llamada anónima reveló los presuntos nexos de Gutiérrez Rebollo con Amado Carrillo, El Señor de los Cielos que lideraba el cártel de Juárez.

Tiempo después trascendió que fue el chofer del general, Juan Galván Lara, quien realizó la llamada anónima y denunció que El Señor de los Cielos sobornó al general a cambio de no estorbar sus actividades, habló de fotografías donde ambos personajes conviven con total familiaridad y de documentos que probarían la propiedad del narcotraficante sobre el departamento en el que vivía el general Jesús Gutiérrez Rebollo.

El 18 de febrero de 1996, el general Enrique Cervantes Aguirre, entonces secretario de la Defensa Nacional (Sedena), ofreció una inusitada conferencia de prensa, en la que estuvieron presentes 300 oficiales de alto rango, incluidos los 31 comandantes de las zonas militares.

El titular de la Sedena acusó al general Gutiérrez Rebollo de “traicionar” a las fuerzas armadas, al brindar protección a uno de los principales jefes del narcotráfico.

La prensa mexicana dio cuenta del escándalo que el caso provocó. El general Gutiérrez Rebollo fue condenado a 40 años de prisión por delitos contra la salud en la modalidad de fomento a la transportación de cocaína, violación a la ley federal contra la delincuencia organizada y cohecho. Le fue impuesta una segunda sentencia de 31 años 10 meses y 15 días de prisión por acopio y transportación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército.

En febrero de 1997 fue encarcelado en la prisión federal de máxima seguridad de La Palma, hoy conocida como del Altiplano. (Infobae16/10/20).

Las lecturas después de esta inédita acción del gobierno norteamericano, son:

1- Donald Trump está necesitado de votos y busca a como de lugar halar oxígeno para una campaña presidencial que no le garantiza el triunfo para mantenerse en la Casa Blanca.

2- El gobierno estadounidense no confía en las autoridades mexicanas. No lo hicieron antes, cuando detuvieron en diciembre pasado a Genaro García Luna, -quien fuera titular de Seguridad Nacional en la administración de Felipe Calderón- porque no informaron al gobierno de López, y tampoco confiaron ahora con la detención de Cienfuegos.

3- Nada tuvo qué ver López Obrador ni la Cuarta Transformación ni Morena ni nadie más en el arresto instruido por la DEA y llevado a cabo por uniformados norteamericanos. La medalla, por más que se la quieran colgar las autoridades mexicanas, no les corresponde.

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