Desde que el nefasto Dr. Zedillo les otorgó todas las facilidades a unos cuantos afortunados para llenarse los bolsillos de dinero sin sudar una sola gota, o lo que es peor sin siquiera invertir un centavo, la AFORE XXI se ha destacado por ser insignia en este campo de expoliación, porque desde entonces y a la fecha, los mexicanos desconocemos las particularidades de este enorme negocio.

Para la constitución de esta administradora de los fondos de retiro para los trabajadores, se mencionó que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tenía una importante participación accionaria, situación que entonces no fue clara y a la fecha nada se ha informado al respecto; por el contrario, lo que nos hemos enterado a través de los medios impresos es que desde su nacimiento dicha AFORE XXI ha transitado por diversos caminos que la han llevado desde no tener ninguna asociación financiera, hasta soportar la locura que hoy  padece en tan singular empresa: en un primer episodio se unió al banco IXE, para luego transitar por caminos insospechados donde apareció BANORTE para ubicarla como la afore más grande en el país.

Lo anterior debería ser motivo de tranquilidad para los aforados, pero si antes el acceso a la información de cada trabajador era un verdadero calvario, hoy los beneficiarios directos desconocen todo acerca de su estado de cuenta; por ejemplo las tremendas pérdidas que padecen de los trabajadores inscritos son tan enormes que de la suma de todos los aforados deberá dar una cantidad impresionante, que bien aplicada sanaría las pésimas finanzas del IMSS.

Pero veamos al detalle los numerosos atracos que cotidianamente comete la  AFORE XXI en contra de sus derechohabientes: si un trabajador pretende realizar cualquier trámite, es casi imposible lograrlo porque los empleados de esta empresa lejos de estar capacitados para atender a los clientes, lo único que les pueden ofrecer es una atención difusa y ajena a sus intereses; así tenemos que de pronto su estado de cuenta aparece en ceros, o de plano los trasladaron a otra afore, todo lo cual redunda en la cuenta final de sus ahorros, porque cualquier situación anómala siempre es responsabilidad del trabajador, nunca de los responsables de tan nefasta empresa.

Hemos querido obtener información en la famosa CONSAR pero la negativa es contundente, lo mismo sucede con los directivos de esta empresa, es imposible acceder a la información más básica, no se diga si se trata de algún historial financiero, o la explicación del manejo de los dineros de los inocentes trabajadores, que por lo visto carecen de cualquier protección oficial.

Lo que resulta más aberrante es saber que si el mismo IMSS posee una participación en dicha empresa,  desconocemos cómo y dónde se aplican las enormes ganancias que se obtienen con los millones de cuentas que se manejan; recordemos que este negocio es de saliva, realmente la única información con la que contamos es con los esporádicos estados de cuenta que arte de magia le llegan a enviar a sus suscriptores.

¿Qué autoridad debe vigilar el comportamiento de estas empresas; porque no podemos saber cuál es el destino de los miles de millones que AFORE XXI ha obtenido desde su creación, y sobre todo los rendimientos que le corresponden al IMSS, a cuánto ascienden?

Mientras tanto en la mayor del país, se continuará atracando a los trabajadores sin que ninguna autoridad intervenga.